La Casa de María es un libro lleno de sorpresas que merece la pena descubrir. De entrada, exige del lector una permanente atención para reconstruir las líneas argumentales que van vertebrándose en torno a personajes que llevan el mismo nombre, pero que se sitúan en épocas distintas. De hecho, la trama temporal de la obra abraza un período que, por referencias explícitas, avanzaría desde el exilio de Alfonso XIII hasta la época de la Transición. Son varios los espacios que sus figuras recorren, aunque el entorno manchego -en donde se sitúa «la Casa» que da título a la obra- predomine y sea fácil reconocer, por los nombres de las calles, de los establecimientos, hasta de los anuncios, la villa de Manzanares en donde creció el autor y en donde vive ahora, como profesor de enseñanza media, alternando sus labores docentes con la creación poética (acaba de ganar el primer premio del certamen Carta Puebla) y ensayística. De hecho, esta obra participa de esos dos campos.