“En el devenir del ser / el tiempo mueve su causa; / y tiembla y se aproxima hacia nosotros” … Toledana asentada en los últimos tiempos en Madrid, escritora, editora –recuerdo aquellas sus exquisitas tiras de poesía, Las Hilanderas Prodigiosas–, participante en las aventuras revisteriles de cabeceras literarias como Hermes o Añil, propiciadora y/o participante de encuentros, jornadas y proyectos, feminista, colaboradora radiofónica, de siempre vinculada al mundo del arte y la cultura, apasionada y estudiosa del pensamiento contemporáneo, la crítica de la cultura y la filosofía del lenguaje, comisaria de exposiciones, María Muñoz ya nos hablaba, al comienzo mismo del primero de sus poemarios, Raquía-Bará –todo un ejemplo, a juicio de Sabas Martín, de “palabra esencial, exigente y rigurosa de intensa complejidad intelectual en la que ya relacionaba la poesía con la metafísica”.