
Publicado en La Tribuna de Toledo el 21 de julio de 2025
Eduardo Sánchez Butragueño lleva algo más de una semana como director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (Rabacht), institución en la que ingresó hace ocho años. Además, tras dejar el cargo de gerente de la Real Fundación Toledo, acaba de aceptar el puesto de coordinador del área de Cultura en el Ayuntamiento de Toledo. Con un buen reto por delante, Sánchez Butragueño se sienta con La Tribuna en una entrevista que afronta con una doble condición, como director de la Rabacht y como conocedor y amante de la ciudad.
Acaba de ser nombrado director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas (Rabacht). ¿Cómo asume este compromiso?
Me lo tomo como una mezcla entre honor y responsabilidad. Si me lo dicen hace diez años no me lo hubiera imaginado, tampoco siquiera estar en la Real Academia. Lo asumo como una gran responsabilidad y espero estar a la altura, no solo de la institución, también de lo que merece Toledo y su provincia.
¿Qué línea de trabajo se ha marcado para los próximos años?
Me gustaría una academia que fuera capaz de seguir siendo útil, adaptada a los tiempos, horizontal y participativa. También me gustaría que no tuviera miedo a evolucionar. La sociedad cambia muy rápido y esta institución nació en una época muy distinta, en 1916, y antes las décadas pasaban y los cambios no eran tan vertiginosos como son hoy en día.
Además, las perspectivas de la gestión cultural cambian mucho y también lo hacen los intereses de la gente en el terreno patrimonial y cultural porque la sociedad ha cambiado bastante. Por eso, las instituciones tan antiguas, si queremos estar vivas, adaptadas y ser útiles, tenemos que hacer un esfuerzo de adaptación y no tener miedo al cambio.
Lleva ocho años vinculado a la Real Academia y le habrá dado tiempo a conocerla por dentro. ¿Cómo anda de salud la institución?
La Academia es una institución que en los últimos años ha hecho un esfuerzo de adaptación y esa es la línea que tiene que seguir. La salud es buena porque tiene gente muy válida que mezcla de manera bastante armoniosa experiencia en distintos campos del saber y de las artes.
Además somos un equipo de gente que trabajamos de manera altruista por un bien común, Toledo y su provincia, y eso es un tesoro que muchas provincias y ciudades desean tener y no tienen, con lo que hay que ser conscientes de cuidarlo, potenciarlo, aprovecharlo y darle la mayor de las utilidades.
La Rabacht es una institución con bastante peso en la ciudad. ¿Cree que es suficientemente respetada?
Sí. La Real Academia, en base a un bagaje de más de un siglo, ha conseguido que su voz sea respetada, tenida en cuenta y ha aportado muchas cosas. A veces, promoviendo actividades divulgativas o cualquier tipo de conmemoración, o poniendo el foco en cosas que se estaban haciendo regular y tenían que hacerse de otra manera o no hacerse.
En este sentido, ha sido un siglo de utilidad, de simbiosis entre lo que es la institución y la ciudad. Cuando la Rabacht nació en Toledo no se tenía el cuidado del patrimonio que se tiene hoy en día. En la prensa cada dos por tres salían noticias de expolios, salidas de obras de arte de la ciudad, derribos, y pérdida de los valores que históricamente habían hecho de Toledo una ciudad y una provincia especiales. La Real Academia llegó para frenar eso y lo consiguió, así que mucho del patrimonio que disfrutamos también económicamente se debe al esfuerzo de aquellas personas de las que hoy somos herederos.
Cuando se estrena cargo en una institución se suele decir que toca pedir a las instituciones y a las administraciones. ¿Qué se puede pedir?
Que tengan sensibilidad, y recuerden, aunque creo que es algo que tienen todas en la cabeza, que trabajamos en una ciudad y en una provincia que no son lugares cualquiera y obligan a tener en cuenta que trabajar en un entorno así es distinto a trabajar en cualquier otro lugar.
A su vez, también lo convierte en algo precioso, especial, más valioso y cualquier huella que nosotros dejemos ahora tiene que intentar mejorar el estado previo porque hemos heredado algo único y tenemos que ser capaces, sin fosilizar la ciudad ni la provincia, de que nuestra generación aporte y siga teniendo motivos de orgullo para las generaciones que vengan después.
Toledo está en constante cambio gracias a distintas iniciativas administrativas. ¿Cree que deberían contar más con las instituciones de la ciudad en proyectos e iniciativas?
Las instituciones saben que en nosotros, y hablo por la Real Academia, tienen un aliado fiel y leal porque lo único que nos mueve es la preservación, el cuidado y la divulgación de nuestra cultura y patrimonio.
En ese sentido, si son inteligentes, y espero que lo sean, nos verán como un facilitador para hacer las cosas bien y en el sentido correcto. También siendo conscientes, con la humildad que todo el mundo debe tener, de que nuestra opinión puede estar a veces equivocada o ser errónea. Por supuesto, nadie tiene la verdad absoluta y nosotros tampoco. Simplemente, tenemos un enfoque que se centra en lo que da nombre y sentido a nuestra institución, las Bellas Artes y las Ciencias Históricas.
¿Necesita la Rabacht acercarse más a la sociedad toledana?
Evidentemente sí.
¿Y cómo se puede lograr?
Haciéndola más horizontal y más permeable. Tenemos que intentar no parecer una elite social, eso al final nos aleja de la realidad. Tenemos que hacer valer que somos personas con un amor a la ciudad y con un bagaje, pero sin sentirnos superiores a nadie, al contrario, siendo servidores de esas personas que, por las razones que sean, no han tenido todavía un acercamiento al mundo de la cultura con carácter previo.
Toledo tiene un reto muy importante delante, la redacción del Plan de Ordenación Municipal (POM). Imagino que la Rabacht estará pendiente para aportar y poner el foco en el futuro urbanístico de la ciudad.
Claro, ya lo saben. Nos ponemos a disposición de las administraciones, en este caso especialmente del Ayuntamiento, para cuando llegue el momento de sentarnos a ver la redacción del documento. De momento, se encuentra en una fase muy previa, pero cuando llegue el momento aportaremos nuestra visión y si lo consideran se podrán incorporar las posibles opiniones y alegaciones si llega el momento de hacerlas. Eso sí, siempre por nuestra parte irán con las mejores intenciones para hacer una ciudad mejor para el futuro.
El año pasado se hablaba de que tanto el Ayuntamiento como la Universidad estaban fortaleciendo lazos con la Rabacht. ¿En qué consiste estos acercamientos?
Con la Universidad son colaboraciones a través de programas divulgativos con facultades más vinculadas a la Ciencias Históricas y a las Bellas Artes. Y en el caso del Ayuntamiento se trata de colaboraciones permanentes en muchos aspectos. Estamos echando una mano, porque así nos lo pidieron, en el plan de retirada del bolseo, pero estamos a su disposición en cualquier programa que nos soliciten. Somos parte de la ciudad y tenemos clarísimo que tenemos que ser útiles y solo se puede hacer mediante la colaboración real y activa con instituciones que tienen mucho que decir, y la Universidad y del Ayuntamiento son piezas clave.
Hace poco la Real Academia inició los trámites para convertir en BIC un edificio en la calle San Eulalia. ¿Este tipo de iniciativas deberían llevarse a cabo en más inmuebles de Toledo para protegerlos?
Se trata de un edificio de elevado valor y hasta la fecha no tener protección lo hacía vulnerable, pero ya son pocos los edificios que teniendo un elevado valor no tienen esa declaración. Aun así, si surge alguno más, actuaríamos del mismo modo para que esos bienes sean preservados en la medida de lo posible, sabiendo que tampoco pueden estar eternamente en un estado de abandono. Cuando se intervenga en ellos se tiene que hacer sabiendo que se está modificando algo muy valioso.
Hace un par de años se solicitó la declaración de BIC para el conjunto de Tenerías a raíz de un Perim para la construcción de viviendas en la zona, pero aún no se sabe nada. ¿Es una iniciativa necesaria?
Sí, los baños de Tenerías son muy valiosos, pero seguimos a la espera de noticias.
Hay una iniciativa en pie desde hace tiempo que solicita que los restos de Recesvinto y Wamba sean declarados BIC y se entierren con honores.
Es un asunto que todavía no se ha debatido en el pleno y la Real Academia no tiene opinión sobre ello.
¿Sería necesario o posible redefinir el BIC de Vega Baja, una de las apuestas del actual concejal de Urbanismo del Ayuntamiento?
Si esa propuesta llegase a realizarse por parte de alguna administración, habría que estudiar tranquilamente la documentación y emitir una opinión. Hay que recordar que la opinión de la Real Academia es siempre democrática y no es la del director.
Aunque todavía no haya un proyecto formal en el Ayuntamiento, sí se está trabajando sobre la posibilidad de implantar dos líneas de teleférico en la ciudad. ¿Cómo ve la idea?
Tendremos que estudiar el proyecto cuando haya mapas, planos y demás. Hablar a priori sobre rumores no me parece muy adecuado. Trabajamos siempre en base a documentación y a propuestas concretas.
¿Cree que Toledo cuida suficientemente su paisaje cultural?
A la vista está que Toledo ha cuidado su paisaje cultural porque es de las pocas ciudades en España que posee un alto valor paisajístico cuando el 99% de nuestras ciudades lo tienen de escaso o nulo valor. Pero también hay que ser conscientes de que el paisaje de Toledo siempre está amenazado al estar íntimamente ligado al humano y en permanente cambio. Por tanto, hay que estar en permanente vigilancia.
También tenemos en el paisaje uno de nuestros grandes motivos de orgullo y de actividad económica. No hay que olvidar que mucha gente que viene a Toledo no lo hace solo por nuestro monumento, sino por un entono paisajístico y un paisaje cultural muy concreto que es único en España y diría que en Europa.
Hablando de preservar el paisaje… El Gobierno municipal maneja una propuesta para habilitar un auditorio en el Valle. ¿Podría alterar o suponer una amenaza para el alto valor paisajístico de la ciudad?
Cuando haya mapas, planos y proyectos se debatirá si llega ese momento en el pleno y se emitirá una opinión de la Real Academia. Hablar solo sobre titulares no tiene sentido.
Toledo está en la carrera para conseguir ser Capital Europea de la Cultura. ¿Está preparada la ciudad para asumir este reto? ¿Se podría sacar un mayor rendimiento cultural?
Claro que está preparada. No hay duda de que es una ciudad que culturalmente tiene mucho que decir. Nadie en España se ha llevado las manos a la cabeza al ver a Toledo ni ha dicho que éramos unos intrusos en el mundo de la cultura en relación a las posibilidades para alcanzar la Capitalidad Europea de la Cultura.
Aun así, queda mucho camino por hacer y tenemos un reto bonito. Pero como decía la famosa poesía, hay que disfrutar el camino y no solo la meta. Tenemos que intentar llegar a la meta, pero si por el camino mejoramos, mejor que mejor.
La Real Fundación va a gestionar 300.000 euros para el tema de la capitalidad. ¿La Real Academia ha tenido también conversaciones con el Ayuntamiento para poder participar en la organización?
Llevo seis días como director de la Real Academia, así que no lo sé. Dotación económica a la Real Academia no se ha dado, pero estamos dispuestos a aportar y colaborar en lo que haga falta en la capitalidad, no podría ser de otra manera. Pero tenemos un modelo de funcionamiento distinto a una fundación porque somos un grupo de personas que aportan su tiempo de manera altruista fuera de una dedicación profesional y limita un poco porque no es nuestro trabajo ni nuestro modo de vida, pero estamos para ayudar en todo lo que podamos.
¿Cómo ve al resto de ciudades que han anunciado que se presentarán para optar a la capitalidad cultural respecto a Toledo?
No tenemos nada que envidiar. Todas las ciudades tienen sus puntos fuertes, débiles y sus potencialidades, pero no creo que partamos ni muy atrás ni tampoco muy delante. Va a estar igualado y, sinceramente, pienso que somos una ciudad que encajaría bien en ese título de Capital Europea de la Cultura porque cuando uno analiza la historia, el presente y el futuro, Toledo es una ciudad que tiene mucho que decir.
Hace unos meses salió a la luz el ranking del Observatorio de la Cutura y colocó a Toledo en sexta posición en relación a las ocho ciudades competidoras hasta la fecha, con lo que no quedamos en buena posición.
Es un ranking con sus particularidades, valioso, pero no determinante. Está bien que exista y es un elemento de los pocos que hay en España que mide la actividad cultural, pero no es muy específico y tiene un enfoque particular, con lo que son datos que hay que tener en la mesa, pero tampoco pueden tomarse como la referencia para esta carrera.
Es un ranking que se dedica solo a evaluar qué proyectos, con un sesgo y votado por unas ciertas personas, se están desarrollando en ese año concreto sin considerar el bagaje anterior, tampoco lo que la ciudad representa, su paisaje, su patrimonio, su dinamismo social, ni su presencia o ausencia de instituciones de la sociedad civil.
¿Qué supondría para Toledo alcanzar este título?
Nos actualizaría porque nos obligaría a repensar nuestro modelo cultural, nuestra manera de trabajar. Si se consiguiera marcaría un antes y un después en una ciudad que a principios de siglo XX fue una referencia en muchos aspectos, con la creación de un nuevo modelo de turismo gracias a personas como el Marqués de la Vega Inclán con proyectos como el Museo del Greco o la restauración de la sinagoga del Tránsito.
Si uno mira la historia cultural de España, Toledo estuvo ahí, con lo que por qué no vamos a estar ahora en una fase de redefinición de lo que es la cultura en general, no solo en Toledo o en España, sino en el mundo entero. Estamos atravesando una época de cambios profundos sociales en todo Occidente y estoy seguro de que Toledo, que ha estado siempre en el ojo de la historia, volverá a estarlo y puede ser una bonita oportunidad.
Hay otro elemento fundamental en Toledo, el río Tajo. En una entrevista en La Tribuna en 2019 ya comentó que recuperar el río era una obligación de todos. Han pasado seis años, se han cambiado las reglas del trasvase, pero el río sigue en una situación muy delicada. ¿Podemos hacer algo desde Toledo?
El problema del Tajo es que no es resoluble desde lo local. Desde aquí podemos eliminar puntos de vertido que existían, algo que se está haciendo con buen criterio, o cuidar las riberas, pero los problemas del Tajo se deciden fuera de Toledo, principalmente en Madrid y en el ámbito europeo, donde me consta que se está luchando y puede ser nuestra única salvación.
Desde lo local tenemos que seguir reivindicando lo que significa el río para Toledo y lo que significó desde su origen, dando ejemplo y cuidándolo en la parte que nos corresponda a cada uno, como ciudadanos concretos y como ciudad. También hay que exigir que se cumplan las sentencias, se establezcan los caudales mínimos e instar a las administraciones a que entiendan que el panorama ambiental mundial no es compatible con el mantenimiento de infraestructuras como el trasvase Tajo-Segura o la ausencia de una depuración suficiente. Hay que hacerles ver que la situación del Tajo es una anomalía en lo que es Occidente.
Y al paso por la ciudad, ¿mantenemos los azudes o los eliminamos como dicen los ecologistas?
Está claro que tenemos que alcanzar equilibrios entre lo que es la necesaria renaturalización de un río y la preservación de infraestructuras que llevan con nosotros miles de años. Estoy seguro que si nos sentamos entre todos podemos llegar a equilibrios en lo que sea posible ambas cosas.
En relación al turismo, ¿le preocupa la presión de la actividad extrahotelera en el Casco a pesar de que haya una ordenanza municipal?
Me preocupa como le puede preocupar a cualquier ciudadano porque es algo que está en el debate internacional. Es un asunto que ha crecido muy rápido en los últimos años y la regulación suele llegar un poco tarde en estos casos. En Toledo se ha actuado ya con esa normativa y lo importante es que existan herramientas para velar que se cumple.
También hay que ser dinámicos porque una vez implantada la ordenanza hay que actuar en concordancia con lo que la realidad vaya aportando. Si se constatara que las ratios que se han quedado cortas o largas habría que actuar.
El inmovilismo es enemigo de la gestión y tenemos que dotarnos de herramientas para una gestión de los problemas, pero tampoco por el hecho de que esté la herramienta ya no hay que hacer nada. Por eso, es importante que estos establecimientos tengan su licencia y los portales que los venden estén obligados solo ofrecer los que sean legales. De nada valdría tener una herramienta que no fuera eficaz porque se sigan ofreciendo en esas plataformas inmuebles sin esa autorización. Y lo dicho vale para Toledo y el resto de ciudades.
Llevamos años hablando de proteger al residente y de poner freno a la despoblación del Casco.
El gran éxodo de miles de toledanos del Casco se produjo en los años 70, 80 y 90 porque la ciudad empezó a tener nuevas barriadas con una tipología de viviendas que el Casco no ofrecía al ser muy antiguas. Tampoco había ayudas ni existían las técnicas de construcción que permiten una rehabilitación con unos estándares adecuados. Desde entonces, la cifra oficial de habitantes del Casco permanece más o menos estable, teniendo en cuenta la dinámica actual con una demografía particular porque apenas nacen niños.
Pero también es cierto que ese fenómeno creciente del número de viviendas de uso turístico hace que ese mismo número de vecinos tenga que convivir en los últimos años con más turistas. Aun así, los vecinos se benefician de la actividad turística porque hay servicios que disfrutan ambos.
También la actividad extrahotelera ayuda a mantener el Casco más vivo de alguna manera, ¿no?
Eso es. Una persona que vive en la calle Trinidad, por ejemplo, puede hacer la compra a precios razonables en su calle y eso es posible porque hay habitantes y visitantes. Y lo mismo con otro tipo de servicios. Los turistas no son alienígenas, son personas y generan dinamismo y servicios. Hay que ser conscientes de que la presencia del turismo modifica un entorno y hay que intentar que sea para el bien de todos y luchar para que esa coexistencia sea armónica y razonable, pero sin maximalismos ni caer en el todo vale ni en la turismofobia. Es mi opinión personal, no de la Real Academia.
¿Qué le parece la ordenanza de regulación turística y convivencia sobre la que trabaja el Ayuntamiento?
Al menos se está haciendo un esfuerzo de algo sobre lo que siempre se hablaba pero nadie se atrevía a poner el cascabel al gato. Cuando esté redactada al 100% daremos una opinión tanto desde la Real Academia como la mía personal si hace falta. Es una buena noticia porque como no se arreglan los problemas es no actuando.
¿Qué le parece la propuesta de Izquierda Unida de que se controle el relato de los guías turísticos?
Me parecen bien todos los esfuerzos que se hagan en Toledo y en cualquier otra ciudad histórica porque los contenidos que se lleven en la cabeza los visitantes sean buenos, pero hay que ser conscientes de que es imposible tener un inspector al lado de cada guía.
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