Por Juan Ignacio de Mesa
Publicado en La Tribuna de Toledo el 5 de diciembre de 2022
El pasado martes se presentó, en la sede de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histórica de Toledo (Rabacht), el libro de Jesús Carrobles ‘Cuando el Tajo importaba’, un canto a los toledanos y lisboetas que idealizaron las aguas del río que les había hecho nacer. Aguas cristalinas que aportaban paisaje, comida y recreo a lo largo de su cauce. Jesús Carrobles hace un gran trabajo de investigación que le permite aportar textos que cantan lo que el Tajo (o Tejo para los portugueses) significaba. Mi consejo es que se hagan con el libro y lean los textos que en el mismo se reproducen. Este libro sirve para denunciar la dejadez y abandono que los descendientes de aquellos que lo ensalzaron han permitido que se haga habitual desde hace décadas.
Podemos seguir discutiendo sobre quién y por qué permite que las aguas del río sean una cloaca a cielo abierto, o por qué prevalece el Trasvase de aguas de cabecera a otras cuencas. Lo cierto es que el río Tajo está muerto, que son más las aguas residuales que a través del Jarama llegan a su cauce, que las que vienen de su cabecera.
Al Tajo se le expolia para regar el sudeste de la Península, para regenerar las Lagunas de Ruidera, para abastecer zonas de la provincia de Cuenca a través de la tubería manchega, etc. Las denuncias que se formularon por vía judicial han permitido que el Tribunal Supremo dicte sentencias que obligan a incrementar los caudales mínimos que el Tajo debe tener. Caudales que no serán una solución definitiva para ‘resucitar’ el río y que, además llegarán dentro de varios años.
Mientras tanto, nadie se atreve a tomar medidas. El peso de los votos de las zonas beneficiadas por el Trasvase es mayor que el de las zonas perjudicadas. La batalla entre las regiones que reciben agua y la que la aporta, es una realidad.
Debatir el problema del como y cuanto se riega, parece un imposible. Hace años, viendo los riegos de la zona Israelí del Mar Muerto, un buen amigo me decía que la gran batalla se dará por el agua. Creo que nos vamos acercando a ese punto. Mientras tanto yo solo pido que seamos conscientes del problema y que el Tajo nos vuelva a importar a todos.
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