Por Diego Peris
Publicado el 25 de agosto de 2024 en Lanzadigital.com
Con los cambios de variedades de uvas, los nuevos sistemas de cultivo y las modificaciones del clima, la vendimia se adelanta en muchos lugares a estas fechas de agosto. Y se cambian los sistemas y las condiciones. Ahora es importante la recogida nocturna o con condiciones que no hayan elevado excesivamente la temperatura para que la uva recogida de forma cuidadosa en cajas llegue a las mesas de trabajo de la bodega para su selección antes de empezar el proceso.
Las superficies del cultivo
El patrimonio industrial no se limita a las “fábricas” de producción. Abarca desde los espacios de obtención de la materia prima a los lugares de preparación y transformación, las prácticas de elaboración, los productos obtenidos, archivos y memoria del trabajo. En el patrimonio agroalimentario la importancia de los espacios de cultivo es esencial. Las superficies del viñedo, sus formas de cultivo, sus variedades y técnicas de mantenimiento y mejora son esenciales en el conocimiento de este patrimonio vitivinícola.
La extensión del cultivo de la vid en Castilla–La Mancha y la importancia de sus producciones, supera a todas las regiones vitivinícolas españolas. Tiene en la actualidad 460.000 hectáreas de viñedo, una producción anual de 2.905.595 toneladas de uva y unos 22 millones de hectolitros de vinos nuevos y mostos no destinados a la fermentación. Ello supone el 48 por 100 de la superficie de España dedicada a este cultivo y el 52 por 100 de las producciones totales de mostos y vinos de España. El viñedo de Castilla–La Mancha representa la mayor concentración existente de dicho cultivo en el mundo. Dentro de la estructura de Castilla–La Mancha, la superficie de vid es muy superior a la de otros usos, correspondiendo a un 5,4 por 100 de la total geográfica, un 18,3 por 100 de las tierras de cultivo, y un 73,3 por 100 de las dedicadas a cultivos leñosos, todas de gran magnitud, que superan toda comparación nacional e internacional. Números que dan cuenta de la importancia del cultivo y de la capacidad económica que genera esta actividad.
El paisaje del viñedo
El viñedo es un importante factor medioambiental en Castilla-La Mancha, elemento definitorio del paisaje, la cultura y la historia regional. La conjunción de todos estos factores convierte la conservación y el impulso del sector vitivinícola en un objetivo básico. Todo paisaje es cultural, no solo porque es visto por una cultura, sino sobre todo porque ha sido producido en el interior de un conjunto de prácticas (económicas, políticas, sociales), y de acuerdo con unos valores que, en parte, simboliza. La visión de los resultados y las dinámicas presentes en el paisaje nos muestran, en gran medida, el proyecto de sociedad que ha estado detrás de su producción. Hay en el suelo una huella continua del hombre, los paisajes industriales tienen en su conformación la huella del trabajo del hombre. Y el viñedo de Castilla-La Mancha es una referencia de la vida de la gente y del desarrollo de nuestra geografía y nuestras ciudades.
Una geología singular, una topografía de la horizontalidad, en la mayor parte de los territorios de cultivo, y unas condiciones meteorológicas favorables permiten un cultivo de altura reducida que cubre la superficie de verde durante meses y luego resiste las condiciones del invierno hasta la próxima primavera. Demográficamente el número de hectáreas de viñedo en Castilla–La Mancha es de 224 por cada 1.000 habitantes de población total. Un paisaje cultural con historia de siglos que se renueva con el paso del tiempo, que va adecuándose a los nuevos valores sociales, culturales y económicos, pero que tiene una permanencia que lo hace reconocible en ese devenir.
Denominaciones
El 99, 8 por 100 de la superficie de viñedo se destina a la producción de vinos, con escasa cuantía relativa de mostos, destinándose solamente el 0,2 por 100 a uva de mesa, y ello con variedades generalmente no selectas. La distribución global de viñedos para vino y para mostos no fermentados, en los últimos años, es de un 96% y un 4% aproximadamente. En Castilla – La Mancha existen en la actualidad, 22 denominaciones de origen de vinos que se reparten entre las cinco provincias de la comunidad autónoma: Almansa, Campo de Calatrava, Jumilla, La Mancha, Manchuela, Méntrida, Mondéjar, Ribera del Júcar, Uclés y Valdepeñas y los 12 vinos de pago: Pago Casa del Blanco, Pago Calzadilla, Pago Dehesa del Carrizal, Pago Dominio de Valdepusa, Pago Finca Elez, Pago Florentino, Pago Guijoso, Pago Campo la Guardia, Pago del Vicario, Pago la Jaraba, Pago los Cerrillos y Pago Vallegarcía.
El viñedo aporta el 14% de la producción final agraria de Castilla-La Mancha, porcentaje sensiblemente superior a la media nacional que se cifra en un cuatro por ciento. La importancia social del cultivo se constata por el hecho de que en muchos municipios de la región se dedican al viñedo más del 50% de las tierras de cultivo. Hay un aumento paulatino de los rendimientos, como consecuencia de la aplicación de mejores técnicas de cultivo.
Producción del vino
La producción del vino ha generado una importante industria enológica, que se ha ido consolidando con el paso de los siglos como la más importante del sector agroalimentario de la región. Actualmente Castilla-La Mancha acoge el 37 % de las industrias vinícolas de España, siendo su producción una tercera parte de la nacional y asegurando más de 3.500 puestos de trabajo fijos. En Castilla-La Mancha, existen 218 cooperativas y SAT y 369 bodegas que no funcionan como cooperativas, 16 destilerías de las 43 existentes en España y 23 empresas de concentración de mosto.
La superficie de Castilla-La Mancha con más de ochenta mil Kilómetros cuadrados de superficie y 460.000 hectáreas de viñedo hace que este cultivo sea parte esencial de su paisaje y de su imagen. Un 5,4 % de su superficie total del territorio está cultivada con viñedos que, dada la diversidad de zonas climáticas, geológicas y topográficas, conforman paisajes diferenciados. Las denominaciones de origen no sólo reconocen peculiaridades en los vinos que allí se elaboran, sino que corresponden a paisajes singulares, a territorios diversos, a zonas con peculiaridades culturales que contribuyen a la riqueza de los cultivos y de los vinos que en ellas se elaboran. En la actualidad, el olivar ha igualado en superficie al viñedo. Y por ello los paisajes del viñedo y olivar en su conjunto superan el 11 % de la superficie de la comunidad autónoma.
El viñedo es elemento esencial del paisaje de Castilla-La Mancha como cultivo sostenible, adaptado a las condiciones geográficas, climáticas y edafológicas, conformando territorios en los que su presencia geométrica de cultivos cada día más cuidados constituye un elemento esencial conformador de la realidad cultural y económica de este territorio. La evolución de superficies, los cuidados de sus plantaciones y la presencia de nuevas variedades, así como la presencia de los cultivos en espaldera va modificando lentamente un paisaje que se consolida como elemento definidor del territorio de Castilla-La Mancha. Y junto a ellos, ya sea en los municipios o en espacios rurales, surgirá la arquitectura de sus bodegas.
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