A propósito de la Conferencia de Presidentes de CC.AA: Condonación de Deudas Autonómicas y Riesgo Moral.

Por Juan José Rubio Guerrero

Publicado en el diario Expansión el 14 de diciembre de 2024

La condonación del 20% de la deuda del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) a Cataluña, planteada en los acuerdos de investidura del presidente de la Generalitat, parece que podría ser generalizable al resto de Comunidades Autónomas (CC.AA), incluso a aquellas que no han accedido a los mecanismos financieros extraordinarios o lo han hecho en cuantía menor, también las de régimen foral. En la reunión del 13 de diciembre de 2024 de la Conferencia de presidentes se ha emplazado a una próxima reunión del Consejo de Política Fiscal y Finaciera en enero de 2025 para negociar este aspecto critico en la sanidad futura de muchas CC.AA, pero también de las Administraciones Públicas en su conjunto.

Siendo justos, si esta quita parcial de la deuda se hace por el mismo importe per cápita o porcentual en todas las CCAA, no deberían resolverse las críticas de agravio comparativo que ya han sido formuladas desde algunas de ellas, dadas las diferentes causas por las que ha aflorado el nivel de endeudamiento en cada territorio. Una quita parcial lineal y general para todas las CC.AA podría resultar injusta sin considerar las razones de ese endeudamiento, que no ha sido idéntico por Comunidades. Por ejemplo, la Comunidad Valenciana, Andalucía, Murcia y Castilla-La Mancha deben ese endeudamiento en gran parte a una financiación insuficiente del Sistema de Financiación Autonómica del 2009 respecto a la media, mientras que Cataluña ha recibido una financiación suficiente y alineada con la media en el modelo. Pero además resultaría insuficiente para que comunidades especialmente endeudadas con el FLA, como la Comunidad Valenciana o Cataluña, puedan volver a los mercados: continuarían enfrentándose a primas de riesgo muy sustanciales.

Todo ello nos aboca a una reestructuración interna de la deuda pública, asumiendo la Administración Central parte de las distorsiones generadas por el modelo financiero, sin olvidar la derivada de los mecanismos extraordinarios de financiación en las fases críticas de la sociedad española estos últimos diez años.

La escasez global de recursos financieros disponibles a través del sistema fiscal general hará que se produzca una mera transferencia de deuda entre Administraciones Públicas. En esencia, esa condonación sería un apunte contable: a todos los españoles se les eliminaría de forma simultánea un pasivo (en las cuentas autonómicas) y un activo (en las cuentas estatales) de la misma cuantía. Sin embargo, la deuda pública consolidada del Reino de España sería idéntica tras una operación, que podría justificarse apelando a la incertidumbre e intensidad de la recesión y su impacto sobre las finanzas autonómicas.

Conviene señalar que el reparto de esta Deuda Pública no sería neutral, considerando que los ciudadanos de aquellas comunidades con bajo endeudamiento autonómico, asumirían, a través del incremento en la Deuda del Estado, parte de las deudas condonadas a las CC.AA más endeudadas. Sería un, a modo, de mutualización de la Deuda Pública que podría beneficiar claramente a aquellas CC.AA fuertemente endeudadas, pero penalizaría a los ciudadanos de aquellas comunidades que, habiendo cumplido incluso en fases de crisis sus obligaciones de equilibrio fiscal pagarían los desajustes de aquellas comunidades más endeudadas.

En todo caso, la reestructuración de la deuda autonómica, si adopta la forma de condonación parcial planteada exigiría una revisión del marco de estabilidad presupuestaria para las CCAA y los instrumentos para hacer frente a crisis intensas futuras sobre las finanzas autonómicas, a fin de que la condonación no genere expectativas de nueva deuda autonómica, nuevos rescates mañana y pérdida de credibilidad en los mercados financieros del conjunto de las Administraciones Públicas españolas.

Una situación paradigmática de riesgo moral viene ocurriendo cuando una Comunidad Autónoma se beneficia de cierta relajación en sus políticas de gasto respecto a los compromisos de equilibrio fiscal asumidos con la Administración Central y con el resto de las CC.AA, esta situación provoca que, en caso de que sean otras Administraciones las  que soportan los costes asociados a la falta de esfuerzo o responsabilidad, los incentivos a esforzarse o ser responsables estén distorsionados y minimizados. El riesgo moral reduce la capacidad de los agentes económicos para asignar eficientemente el riesgo y la responsabilidad fiscal y este riesgo es particularmente elevado en un sistema de financiación y gasto descentralizado como es el nuestro.

Fue la Transición, hombre

Por Jesús Fuentes Lázaro

Publicado en El Español – El DigitalCLM el 15 de octubre de 2024

Día 7 de octubre de 2024, en la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha, en Toledo, el expresidente de la Comunidad, José María Barreda Fontes, presenta el libro titulado «Un militante de base en (la) Transición», (Cátedra). Con prólogo de Nicolás Sartorius, narra el tiempo que va desde los últimos años de la dictadura hasta los comienzos de un proceso que se terminó llamando Transición. En el libro se cuentan los impulsos de una historia, por primera vez, colectiva, los movimientos sociales, la evolución ideológica de unas gentes que desde la revolución teórica evolucionaron hacia la praxis de una democracia liberal. Se organiza en 26 capítulos que contiene apuntes de diario personal, sucesos de la época, cambio ideológico de quienes, desde la Universidad, influidos por el Partido Comunista de España, confluyen en la necesidad de transitar hacia una democracia social, justa, igualitaria y democrática. Se retrata al prototipo de universitario de la época, casi todos de extracciones burguesas, las asociaciones de vecinos en lucha por una vida digna en los barrios marginales, los trabajadores de las fábricas, empeñados en conquistar derechos laborales y la creencia colectiva de que la prolongación de la dictadura carecía de futuro.

En el tránsito, los exiliados de la guerra civil y las oleadas de emigrantes para trabajar en una Europa en desarrollo, tuvo mucha más capacidad de influencia de lo que se ha estudiado. Sabían lo que es sobrevivir en territorios que no eran el suyo. Experimentaban la universal y eterna tragedia del exilio y sus desarraigos sin ocaso. No es casualidad que la ideología y las estrategias más influyentes del PCE, el partido más amplio en la Universidad y en las fábricas, procedieran del exilio exterior. Durante el periodo de la dictadura, desde la terminación de la guerra civil, se debatía infructuosamente en el exilio sobre la caída inminente de la dictadura. Un final que se retrasaba, a pesar del desarrollo que se implantó en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. España quedó marginada. El sueño de los exiliados de una vuelta a España se fue diluyendo entre las frustraciones internacionales y el desgaste cotidiano de la supervivencia. Tardó en llegar, pero llegó, la aceptación de que Franco sólo desparecería de España por la vía natural. Así ocurriría. Y cuando se produjo ya no había espacio nada más que para una democracia occidental. La revolución proletaria, poco a poco, se percibía en su autentica dimensión de dictadura. Los objetivos cambiaron de orientación. Había que emplearse en conseguir una democracia lo más social posible, lo más libre posible, lo más igualitaria posible, lo más europea posible. Se impuso el pacto de reconciliación nacional que implicaba la superación, esta vez definitiva, del desastrado siglo XIX y parte del siglo XX, que habían mantenido a España en el atraso en el que se encontraba a la muerte del dictador. ¿Existieron condiciones para otra cosa que no fuera lo que se hizo? Desde la distancia, tal vez si, desde la realidad cotidiana no se percibía otra mejor. Que aquello fuera posible por un pacto entre los herederos de los vencedores y de los vencidos explica el éxito y las lagunas de aquella Transición. Participaron le elites, pero también los ciudadanos y, como no, los países del entorno europeo, lugares de libertades y progreso a los que se aspiraba a pertenecer. Lo cuenta José María Barreda Fontes en un libro pedagógico, plagado de referencias del momento, sentimientos y emociones colectivas. Se desmentía así, (el tempo histórico no es el mismo que el de las personas), a Gil de Biedma que había escrito que «de todas las historias de la Historia sin duda la más triste es la de España, porque termina mal».

Ni nos arrebataron ni nos arrebatarán la esperanza y la ilusión

Por Antonio Marco

Publicado en El Decano de Guadalajara el 6 de noviembre de 2024

Desde que todos los males salieron en tropel de la caja, jarra o tonel, de Pandora por la incontinencia e imprudencia de Epimeteo y se esparcieron entre los hombres como castigo de los dioses por nuestra soberbia y por el mal uso de las propias habilidades con que Zeus dotó a los hombres para vivir en una sociedad armónica y tranquila, se acabó para la humanidad la inicial época de felicidad terrenal. Solo quedó en la caja o tonel la esperanza y a ella nos agarramos frecuentemente los hombres.

Hay momentos en los que los males se nos vienen encima de manera silenciosa y pausada y otras en las que nos caen en tropel con mucho ruido y abundancia. El momento en el que vivimos parece ser de estos últimos para muchos compatriotas; todo o gran parte del edificio social y cultural parece venirse abajo, sin que a esa apariencia sea ajeno el permanente bombardeo de los medios de comunicación, los mass media más poderosos que nunca y las redes sociales, universales y usadas por millones de personas con carencia frecuentemente de todo sentido crítico y a veces ético, que se regodean en los males con olvido de los bienes o incluso buscan conscientemente crear un ambiente general de inseguridad, de preocupación, de negatividad, opacando al buen periodismo que a duras penas logra subsistir.

Es verdad que no faltan motivos graves y serios para ello. Uno es, sin duda, la existencia de numerosas guerras en todos los continentes, expresión perfecta de la autodestrucción y contradicción humana: el hombre, orgulloso de su ser racional, pretende arreglar las diferencias con la violencia mortífera propia de las bestias. Algunas guerras son especialmente importantes y dolorosas porque nos afectan muy cercana y directamente, como la de Oriente Próximo con la destrucción sistemática de la franja de Gaza y el pueblo palestino y la escalada creciente del conflicto entre judíos y grupos palestinos, países musulmanes y facciones terroristas hasta hacer posible un enfrentamiento nuclear, y la guerra de Ucrania en nuestras fronteras, en la propia Europa, ocupada en parte por una Rusia que volvemos a considerar enemiga de Occidente, con peligro también de guerra nuclear. En ambos conflictos, desde mi punto de vista, la Unión Europea, con importantes problemas de coherencia interna, no ha estado en el pasado próximo ni está tampoco ahora a la altura de las circunstancias con una intervención propia enérgica y diferenciada. Ingenuamente creíamos que las guerras en Europa resultarían imposibles después de las experiencias de las dos últimas ‘guerras mundiales’.

No es menor el mal que no deja de extenderse del avance de las posiciones ideológicas y políticas de ultraderecha, trufadas siempre de racismo y totalitarismo fascistoide. También esto nos parecía ingenuamente imposible después de la destructora experiencia de la primera mitad del siglo XX, particularizada además en España por una guerra civil de casi tres años de duración y muchos más de postguerra cruel sin libertades, algunos de cuyos efectos no dejan de estar presentes y desaparecer definitivamente. El auge de la ultraderecha, minusvalorado o aceptado ahora con cierta normalidad por muchas personas, amenaza y pone en cuestión la etapa de la historia más justa y humana, al menos en Europa y en el mundo occidental con repercusión en todo el planeta, la de la socialdemocracia y la creación del ‘estado de bienestar’ con indudables avances en el reparto de la riqueza de los pueblos.

Este triunfo no es en realidad sino el del neoliberalismo económico, que todo lo reduce a dinero, al valor material de las cosas y cuya única razón de existir es la lucha por la acumulación de riqueza por quien sea capaz de ello con los medios de que disponga sin límite alguno. De ahí surgen las propuestas de buscar la confrontación con el propio Estado regulador en sí y con cualquier medida de limitación a su ambición absoluta proponiendo el ‘estado mínimo’ que armonice la vida de la sociedad. Este liberalismo es muy distinto del propuesto por Jeremy Bentham y John Stauart Mil, sus creadores frente a un estado que todo lo invada. Como consecuencia, el reparto de la riqueza del planeta es absolutamente desigual, coexistiendo fortunas personales o societarias inmensas, mayores incluso que los presupuestos de muchos estados, con pobreza inhumana para grandes sectores de la población. Esta situación resultará, no tardando, incompatible con la existencia pacífica de una sociedad mínimamente justa y cohesionada, como la Historia de la humanidad nos enseña.

A todo ello colabora la pérdida o o minusvaloración de la racionalidad, del interés por la verdad, sea la que proporciona la ciencia o el estudio riguroso de la historia o la filosofía lejos de toda mitificación, o la obligación de transmitir los hechos como son y no divulgar y generalizar noticias falsas, mentiras, fake news en la lengua del imperio que se va imponiendo.

Asimismo la práctica y comportamiento egoísta y corrupto de responsables políticos, elegidos para mayor dolor en un sistema democrático, a los que los partidos políticos no logran erradicar absolutamente, no pueden sino ahondar el sentimiento de engaño y desamparo del ciudadano.

A nadie deberá extrañar que con este entorno la moral personal y colectiva, el comportamiento ético compatible con el necesario humanismo, también con el humanitarismo, de una sociedad estructurada y pacífica, no estén absolutamente generalizados sino ausentes en muchas ocasiones.

Todo esto produce un impacto doloroso en muchos ciudadanos, de manera muy especial en quienes nos ha tocado vivir en nuestra juventud una situación anterior bien distinta de la de ahora de nuestros hijos y nietos, que fue la de luchar contra una dictadura y trabajar para asentar las libertades. Por ello nos desconcierta y duele inmensamente la ignorancia e incomprensión de las generaciones jóvenes, como la de nuestros hijos, de la radical evolución de nuestros país, que hizo una transición pacífica, modélica e incluso nunca imaginada de una larga y cruel dictadura a una democracia moderna. Ello no significa que la transición fuera fácil ni absolutamente pacífica; en los estertores del franquismo se produjeron episodios de enorme crueldad, con represión y numerosas penas de muerte incompatibles con un estado moderno, con grupos fascistas actuando violentamente y con centenares de crímenes de la banda terrorista ETA, que actuaba con más crueldad precisamente cuando más se avanzaba en el logro de las libertades.

Si a todo ello se nos añaden catástrofes naturales nunca vistas en nuestro país como la destructiva y mortífera dana de lluvias torrenciales que matan a centenares de personas y destruyen todo lo que encuentran a su paso que afecta a toda España, especialmente a la fachada mediterránea, parece indubitable la venganza cruel de Pandora esparciendo sus males y se agudiza el sentimiento de incapacidad y destino fatal del que no podemos librarnos, olvidándonos de nuestro pretencioso enfrentamiento a una poderosa naturaleza y la colaboración en el desastre por acción u omisión.

La llegada natural y cíclica del otoño, que anuncia el próximo invierno con sus largas noches por la  disminución de la luz y del calor del Sol tan necesarios para nuestra propia vida feliz, y alguna situación personal no deseada, abundarían en el mismo efecto descorazonador.

Estas reflexiones tan generales y comunes, siempre presentes o recurrentes con mayor o menor insistencia en los últimos tiempos, se me han reavivado con la lectura incontenida del libro de quien fuera Presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, titulado ‘Un militante de base en (la) transición’. En este interesantísimo libro, muy bien escrito, Barreda nos relata su experiencia personal como joven estudiante comprometido con el final de la dictadura de Franco y el no fácil alumbramiento de la democracia de la que hoy disfrutamos. Muchos de los momentos y circunstancias que en él describe con pasión, inteligencia y documentación, los vivimos también muchos miles de jóvenes estudiantes primero y luego incipientes profesionales; algunos empezamos a militar en partidos políticos e incluso asumimos responsabilidades políticas de más o menos importancia. José María Barreda desempeñó numerosas de estas responsabilidades, la más importante la de la Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha durante dos legislaturas.

Pues bien, cuando se oyen con estupor afirmaciones y opiniones que no solo no valoran positivamente lo que fue la transición sino que incluso hacen una crítica ácida y destemplada de aquel modélico proceso de ‘transacciones’ entre unos y otros para hacer posible la deseada pero nada fácil ‘transición’ de una larguísima y cruel dictadura con negación de todas las libertades y ningún respeto por las personas, su dignidad y su diversidad, a un sistema político democrático homologado con los países europeos basado en el estado de derecho y respeto a los derechos de las personas, el libro y pensamiento de un historiador y político que tuvo grandes responsabilidades de gobierno, nos sirve para reafirmarnos en la importancia de lo vivido y en la posibilidad real de hacer siempre mejor las cosas. La transición fue un éxito, un gran éxito colectivo de un país que ansiaba libertad. Así empieza precisamente el libro de José María Barreda y la exposición de esa tesis es precisamente su intención: «… la transición fue un éxito democrático en la historia de España… Tal vez no fuera perfecta, todo es perfectible, pero fue sin duda muy útil: una operación política que permitió pasar de una dictadura a una democracia…».

Quienes ahora, sin haber vivido o conocer con profundidad aquellos momentos, niegan el éxito de aquel proceso para contribuir también al desconcierto e inseguridad social del momento, quienes cuestionan las bondades de nuestro sistema democrático aprovechando la verdad y la mentira, en realidad lo que añoran o desean es un estado autoritario donde una minoría imponga sus ideas y deseos a la mayoría de ciudadanos que en una democracia son quienes tienen el poder de decisión.

Así que en momentos de menor seguridad podemos pensar que no faltan motivos para el desánimo y la desesperación, pero en realidad también hay motivos para la esperanza, que no nos fue arrebatada. Frente al incomprensible atractivo que la violencia y la guerra tienen para muchas personas podemos oponer una permanente educación para la paz, la tolerancia y la empatía. Frente al desprecio de la razón y la verdad y la manipulación de los mentirosos, siempre se podrá educar y formar en el espíritu crítico de la inteligencia. Frente a la ideología del egoísmo, la desigualdad y la debilidad de la sociedad, podremos oponer la necesidad, avalada por la historia, de la empatía, la igualdad, la democracia y la preeminencia del bien común porque las personas compartimos una misma humanidad. Frente a las acciones violentas de la naturaleza, podemos corregir en alguna medida el comportamiento humano irresponsable con la naturaleza y en todo caso, aunque débiles e incapaces frente al huracán o la dana, podremos mejorar el conocimiento, la prevención y la reacción. Frente a la elección de dirigentes y políticos ineptos y corruptos, podremos acertar mejor en nuestra elección y ser absolutamente intransigentes con el engaño. Frente a los que desconocen la historia y el pasado, siempre podremos oponer el estudio y el conocimiento de lo ocurrido.

No soy ni un conformista ni un ingenuo optimista, pero mantengo la esperanza de que el mal no solo no es inevitable sino que las cosas siempre pueden mejorar si todos colaboramos para ello y no dudamos en enfrentarnos pacíficamente al mal.

Ceremonia de entrega de los XI Premios de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo

Acto de entrega de los premios de la RABACHT

05 de julio de 2024. Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo

La iglesia de San Román de Toledo acogió el pasado viernes 5 de julio de 2024 la ceremonia de entrega de los XI Premios de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. La jornada incluyó también la imposición de la medalla de académica correspondiente a Almudena Cencerrado Rodríguez.

Los galardonados, elegidos en sesión extraordinaria el pasado 21 de mayo, fueron los siguientes:

• Escuela de Arte de Talavera de la Reina (Arte). Por ser un centro de referencia en la formación de jóvenes en diseño aplicado a la artesanía, en especial de la cerámica. En 2023 celebró el 40 aniversario de su fundación, así como la novena edición de sus jornadas «Diseñarium», que programan numerosas exposiciones, conferencias y talleres destinados a la formación de nuevas generaciones de artistas en la provincia.

• D. José Carlos Vizuete Mendoza (Historia). Por su amplia trayectoria investigadora, que han convertido a este Profesor Titular de Historia Moderna de la Universidad de Castilla-La Mancha (Facultad de Humanidades de Toledo), comisario de grandes exposiciones, y un referente para el estudio de temas relacionados con la Iglesia y la antigua Universidad de Toledo.

 Festival Voix Vives (Literatura). Por ser un ejemplo de experiencia literaria, que desde su primera edición en 2013 se ha consolidado por sacar la poesía a la calle y facilitar el contacto con la gente. Destacan sus campañas de difusión basadas en la participación del pequeño comercio, así como su capacidad de convocatoria de poetas procedentes de distintos puntos del Mediterráneo.

• Fundación Cigarral de Menores (Patrimonio). Por asegurar, mediante la fórmula de constitución de una fundación en 2023, el patrimonio cultural del Cigarral de Menores, que adquirió Gregorio Marañón y Posadillo en 1921. Desde entonces se ha mantenido en el seno de la misma familia, que impulsó su declaración como Bien de Interés Cultural en 2007.

 Estudio Vértice (Rehabilitación). Por su interés en la recuperación de los valores del Casco histórico de Toledo y de diferentes puntos de la provincia. Entre sus obras más conocidas destaca su participación en la musealización, recuperación y consolidación de los restos del convento de Santa María de Torrijos (colaborando con la dirección facultativa según el proyecto de Juan Antonio Carpio), así como las rehabilitaciones del Hotel Zocodover (Grupo Adolfo) y los patios de las calles Nuncio Viejo y Juan Bautista Monegro, entre otras obras.

• Proyectos de recuperación del lince ibérico por parte de la Consejería de Desarrollo Sostenible de Castilla-La Mancha (Patrimonio Natural). Por haber contribuido a revertir las serias amenazas de conservación del lince ibérico, que hace apenas unos años era considerado el felino más amenazado del mundo y había desaparecido de los Montes de Toledo. Gracias a sus esfuerzos, la especie ha sido reintroducida con éxito dentro de esta provincia.

Reconocimiento a Águeda Estaban Talaya, académica de la Sección de Economía y Empresa, por la Asociación Española de Marketing Académico y Profesional (AEMARK)

Nuestra compañera académica de la Sección de Economía y Empresa, Águeda Estaban Talaya, ha recibido el premio a su trayectoria en Marketing otorgado por la Asociación Española de Marketing Académico y Profesional (AEMARK). Este reconocimiento se otorga a profesores que han realizado una contribución sostenida a lo largo del tiempo (30 o más años) a la disciplina de marketing.

El premio se entregó durante la celebración del 35 Congreso Internacional de Marketing que se celebró en Cuenca, entre el 11 y 13 de septiembre, con la asistencia de más de 300 investigadores. En el mismo acto fue también galardonada con el premio a la excelencia en el sector la empresa conquense Incarlopsa.

¿La Quiebra de la Hacienda Pública Española?

Por Juan José Rubio Guerrero

Publicado en El Espańol el 31 de Julio de 2024

El preacuerdo de investidura suscrito entre el Partido socialista y ERC viene a reeditar, en el ámbito económico institucional, una propuesta que ya tuvo su recorrido hace más de 10 años. Se trata de un denominado “Pacto Fiscal entre Cataluña y el Estado español”. Vamos a tratar de desentrañar, a partir de la formulación de este acuerdo que llegó a ser aprobado por una resolución del Parlamento catalán,  los elementos que ahora se reeditan en el acuerdo de investidura de Illa.

La propuesta se reduce básicamente a la extensión a Cataluña de un sistema de foralidad similar, en sus aspectos fundamentales, a un régimen de concierto o convenio como el que opera en el País Vasco o con Navarra, aunque, previsiblemente, con algún mecanismo de solidaridad interterritorial a través de una aportación a la nivelación interterritorial, que no existe en el caso foral, más allá de la aportación al Fondo de Compensación Interterritorial.

El Pacto Fiscal buscaría que la Generalitat asuma la plena capacidad de decisión sobre todos los impuestos que son exigibles en su ámbito territorial. Es decir, que la legislación, gestión, control e inspección de aquellos se realice a través de una Agencia Tributaria catalana, al margen del Agencia Tributaria del Estado, y, con ello, reducir gradualmente la aportación catalana a la Hacienda del Estado, con el fin de reducir un pretendido déficit fiscal. En concreto, se trataría  de regular, recaudar y gestionar directamente todos los impuestos en su demarcación territorial, así como la titularidad del 100% de los rendimientos de tales tributos, por lo que incluso podría  ir más allá de régimen de Concierto y Convenio que tiene limitaciones en algunos impuestos.

La regulación del sistema tributario catalán se fundamentaría, llegado el caso, únicamente en el Estatuto, normas de desarrollo y normas tributarias catalanas, siendo subsidiarias  las del resto del Estado. Ambos sistemas fiscales sólo tendrían como punto de conexión una Comisión bilateral Mixta, lo que supone una ruptura radical de la preeminencia legislativa en temas fiscales, basada en normativa fiscal básica del Estado con cierta  capacidad normativa para las CC.AA. Las consecuencia serían evidentes, cuando se habla desde el gobierno de armonización fiscal en ciertos tributos, Cataluña  tendría impuestos diferentes y podría hacer competencia fiscal al resto de España, incluso con el Impuesto de Sociedades. Esta posibilidad,  entiendo, es  incompatible con nuestra Constitución al atentar contra el principio de unidad  de mercado.

La aportación catalana a las arcas del Estado se negociaría bilateralmente cada cierto período, y tendría dos componentes: a) una cuota para cubrir el coste  de las competencias no transferidas que provee  el Estado en Cataluña, y b) una aportación a la solidaridad interterritorial, pero esta aportación, que dependería de la voluntad de las autoridades catalanas, tendría un carácter condicional, de manera que habría que destinarse a servicios básicos del Estado de bienestar, y no podría hacer que Cataluña perdiera posición relativa en financiación per cápita en relación a su situación en términos de capacidad fiscal, es decir, aplicación sin condiciones del principio de ordinalidad. Por lo tanto, es cierto que en la propuesta podría articularse el principio de solidaridad interterritorial, pero entendida  de forma unilateral, en forma  de concesión graciosa, ya  que los límites a la solidaridad vendrían prefijados por la voluntad de las autoridades catalanas, y dependería de una plena cobertura, en cantidad  y calidad, de todos  los  servicios públicos en su territorio, con lo discrecional que supone el concepto de “plena cobertura”.

En todo caso, la propuesta supone una ruptura del actual sistema de financiación basado en la Constitución y en la LOFCA. Se pasaría de un sistema de relaciones multilaterales, donde las CC.AA.. deciden conjuntamente con el Estado, en el Consejo de Política Fiscal, a un sistema de relación bilateral, a través de una previsible Comisión Mixta Estado-Generalitat, y donde el modelo de funcionamiento que subyace, con una situación de preeminencia del gobierno catalán, sería más propio del Derecho Internacional, al plantearse como una relación entre Estados soberanos.

Desde un punto de vista estrictamente económico, la propuesta de Pacto fiscal es contraria a la racionalidad económica y administrativa en un Estado moderno y desarrollado. No se puede abundar en el error de un endemismo fiscal, como es el sistema de Concierto, creando nuevos endemismos  fiscales por razones políticas espúreas como es salvar un previsible gobierno socialista en Cataluña,  y que comprometen el edificio constitucional e institucional de un Estado europeo, democrático y desarrollado. Sin olvidar que el proceso de fragmentación fiscal comprometería la propia viabilidad de las funciones económicas del Estado y violaría los principios de igualdad y solidaridad interterritorial consagrados en la Constitución Española. El sistema de Pacto Fiscal, o como se llame, supondría una merma de los recursos del Estado para desarrollar políticas de equilibrio territorial y de desarrollo armónico del conjunto de la CC.AA.

Por lo que se refiere a los Servicios Públicos de CC.AA. menos desarrolladas, este esquema fiscal aumentaría las desigualdades interterritoriales en financiación, lo que resulta contrario al artículo 138 de la CE, que señala, entre otras cosas, que las diferencias entre los Estatutos de las distintas CC.AA. y sus normas de desarrollo, no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales.

Sin olvidar que todas aquellas regiones que aportan recursos al sistema de nivelación territorial, singularmente el caso de Madrid, se verían justificadas en la reclamación de un tratamiento financiero similar, por lo que, si el sistema se generaliza, caminaríamos hacia un sistema con una Administración Central muy debilitada e incapaz de cumplir funciones básicas, incluyendo la redistribución de renta y riqueza tanto a nivel personal como regional. No olvidemos que grandes partidas de gasto público como las pensiones o el desempleo se articulan a nivel estatal, dependiendo cada vez más de los Presupuestos Generales del Estado.

Por último, y esto daría para un tratado, desde el punto de vista de la administración tributaria, no es eficiente para la gestión tributaría, por múltiples razones, la fragmentación de las agencias de un Estado. Los flujos de información se articulan como eje fundamental de un sistema moderno de control y administración fiscal. Las deficiencias en materia de coordinación y colaboración entre agencias tributarias diferenciadas, difícilmente resolubles haría que se produjesen pérdidas de información en la gestión de los tributos, con la consecuente pérdida de eficiencia inspectora y el incentivo a un mayor fraude fiscal.

La ruptura del modelo de hacienda y de financiación autonómica, que no olvidemos, se reformó en 2009 bajo el impulso de la reforma del Estatuto de Cataluña, recogiendo buena  parte de las aspiraciones de esta Comunidad, y bajo cuyas reglas han jugado todas las CC.AA., en algunos casos sufriendo las consecuencias de una cruel infrafinanciación, constituye una deslealtad hacia las demás regiones y con el Estado. La ruptura del principio de solidaridad y el comienzo de una aventura de este  calibre puede conllevar un coste incalculable , tanto económico como social, muy elevado para la sociedad española y catalana.

En definitiva, “La Generalitat tendrá la llave de la caja. Gestionará, recaudará, liquidará e inspeccionará todos los impuesto”,  ha asegurado Sans. Si esto es así, me temo que será necesario algo más que una reforma de LOFCA, pero visto lo visto en este País se puede esperar cualquier cosa ya. Habrá que esperar para ver como se concreta este acuerdo sobre Pacto fiscal en Cataluña, pero la primera impresión es catastrófica. Es la claudicación del Estado en ese territorio y un paso más en la entrega de“estructuras de Estado” para una independencia por etapas, con anuencia de 2un gobierno central débil. Un consejo a las CCAA de régimen común,: Deberían estar al tanto y poner bajo escrutinio selectivo todo el proceso de desarrollo del modelo singular de financiación para Cataluña, porque en este envite se juega el futuro del Estado de las Autonomías y su diseño constitucional. Un salto al vacío!.

En todo caso, teniendo en cuenta intereses contrapuestos de fuerzas políticas en Cataluña y en el resto de España, el acuerdo está cogido con alfileres y puede reventar en cualquier fase del complicadísimo proceso de ejecución. Desde las bases de ERC, pasando por los celos independentistas entre Junts-ERC, la garantía de los apoyos parlamentarios suficientes en el Congreso para una reforma de este calado, difícilmente asumible por una izquierda que vende solidaridad nacional, sin obviar  posibles disidencias en el PSOE a partir de regiones seriamente perjudicadas con este neo modelo, ya que un apoyo incondicional a esta propuesta significaría un repudio de los electores en sus comunidades, de difícil olvido en futuros procesos electorales.

Paisaje de viñedos

Por Diego Peris

Publicado el 25 de agosto de 2024 en Lanzadigital.com

Con los cambios de variedades de uvas, los nuevos sistemas de cultivo y las modificaciones del clima, la vendimia se adelanta en muchos lugares a estas fechas de agosto. Y se cambian los sistemas y las condiciones. Ahora es importante la recogida nocturna o con condiciones que no hayan elevado excesivamente la temperatura para que la uva recogida de forma cuidadosa en cajas llegue a las mesas de trabajo de la bodega para su selección antes de empezar el proceso.

Las superficies del cultivo

El patrimonio industrial no se limita a las “fábricas” de producción. Abarca desde los espacios de obtención de la materia prima a los lugares de preparación y transformación, las prácticas de elaboración, los productos obtenidos, archivos y memoria del trabajo. En el patrimonio agroalimentario la importancia de los espacios de cultivo es esencial. Las superficies del viñedo, sus formas de cultivo, sus variedades y técnicas de mantenimiento y mejora son esenciales en el conocimiento de este patrimonio vitivinícola.

La extensión del cultivo de la vid en Castilla–La Mancha y la importancia de sus producciones, supera a todas las regiones vitivinícolas españolas. Tiene en la actualidad 460.000 hectáreas de viñedo, una producción anual de 2.905.595 toneladas de uva y unos 22 millones de hectolitros de vinos nuevos y mostos no destinados a la fermentación. Ello supone el 48 por 100 de la superficie de España dedicada a este cultivo y el 52 por 100 de las producciones totales de mostos y vinos de España. El viñedo de Castilla–La Mancha representa la mayor concentración existente de dicho cultivo en el mundo. Dentro de la estructura de Castilla–La Mancha, la superficie de vid es muy superior a la de otros usos, correspondiendo a un 5,4 por 100 de la total geográfica, un 18,3 por 100 de las tierras de cultivo, y un 73,3 por 100 de las dedicadas a cultivos leñosos, todas de gran magnitud, que superan toda comparación nacional e internacional. Números que dan cuenta de la importancia del cultivo y de la capacidad económica que genera esta actividad.

El paisaje del viñedo

El viñedo es un importante factor medioambiental en Castilla-La Mancha, elemento definitorio del paisaje, la cultura y la historia regional. La conjunción de todos estos factores convierte la conservación y el impulso del sector vitivinícola en un objetivo básico. Todo paisaje es cultural, no solo porque es visto por una cultura, sino sobre todo porque ha sido producido en el interior de un conjunto de prácticas (económicas, políticas, sociales), y de acuerdo con unos valores que, en parte, simboliza. La visión de los resultados y las dinámicas presentes en el paisaje nos muestran, en gran medida, el proyecto de sociedad que ha estado detrás de su producción. Hay en el suelo una huella continua del hombre, los paisajes industriales tienen en su conformación la huella del trabajo del hombre. Y el viñedo de Castilla-La Mancha es una referencia de la vida de la gente y del desarrollo de nuestra geografía y nuestras ciudades.

Una geología singular, una topografía de la horizontalidad, en la mayor parte de los territorios de cultivo, y unas condiciones meteorológicas favorables permiten un cultivo de altura reducida que cubre la superficie de verde durante meses y luego resiste las condiciones del invierno hasta la próxima primavera. Demográficamente el número de hectáreas de viñedo en Castilla–La Mancha es de 224 por cada 1.000 habitantes de población total. Un paisaje cultural con historia de siglos que se renueva con el paso del tiempo, que va adecuándose a los nuevos valores sociales, culturales y económicos, pero que tiene una permanencia que lo hace reconocible en ese devenir.

Denominaciones

El 99, 8 por 100 de la superficie de viñedo se destina a la producción de vinos, con escasa cuantía relativa de mostos, destinándose solamente el 0,2 por 100 a uva de mesa, y ello con variedades generalmente no selectas. La distribución global de viñedos para vino y para mostos no fermentados, en los últimos años, es de un 96% y un 4% aproximadamente. En Castilla – La Mancha existen en la actualidad,  22 denominaciones de origen de vinos que se reparten entre las cinco provincias de la comunidad autónoma: Almansa, Campo de Calatrava, Jumilla, La Mancha, Manchuela, Méntrida, Mondéjar, Ribera del Júcar, Uclés  y Valdepeñas y los 12 vinos de pago: Pago Casa del Blanco, Pago Calzadilla, Pago Dehesa del Carrizal, Pago Dominio de Valdepusa, Pago Finca Elez, Pago Florentino, Pago Guijoso, Pago Campo la Guardia, Pago del Vicario, Pago la Jaraba, Pago los Cerrillos y Pago Vallegarcía.

El viñedo aporta el 14% de la producción final agraria de Castilla-La Mancha, porcentaje sensiblemente superior a la media nacional que se cifra en un cuatro por ciento. La importancia social del cultivo se constata por el hecho de que en muchos municipios de la región se dedican al viñedo más del 50% de las tierras de cultivo. Hay un aumento paulatino de los rendimientos, como consecuencia de la aplicación de mejores técnicas de cultivo.

Producción del vino

La producción del vino ha generado una importante industria enológica, que se ha ido consolidando con el paso de los siglos como la más importante del sector agroalimentario de la región. Actualmente Castilla-La Mancha acoge el 37 % de las industrias vinícolas de España, siendo su producción una tercera parte de la nacional y asegurando más de 3.500 puestos de trabajo fijos. En Castilla-La Mancha, existen 218 cooperativas y SAT y 369 bodegas que no funcionan como cooperativas, 16 destilerías de las 43 existentes en España y 23 empresas de concentración de mosto.

La superficie de Castilla-La Mancha con más de ochenta mil Kilómetros cuadrados de superficie y 460.000 hectáreas de viñedo hace que este cultivo sea parte esencial de su paisaje y de su imagen. Un 5,4 % de su superficie total del territorio está cultivada con viñedos que, dada la diversidad de zonas climáticas, geológicas y topográficas, conforman paisajes diferenciados. Las denominaciones de origen no sólo reconocen peculiaridades en los vinos que allí se elaboran, sino que corresponden a paisajes singulares, a territorios diversos, a zonas con peculiaridades culturales que contribuyen a la riqueza de los cultivos y de los vinos que en ellas se elaboran. En la actualidad, el olivar ha igualado en superficie al viñedo. Y por ello los paisajes del viñedo y olivar en su conjunto superan el 11 % de la superficie de la comunidad autónoma.

El viñedo es elemento esencial del paisaje de Castilla-La Mancha como cultivo sostenible, adaptado a las condiciones geográficas, climáticas y edafológicas, conformando territorios en los que su presencia geométrica de cultivos cada día más cuidados constituye un elemento esencial conformador de la realidad cultural y económica de este territorio. La evolución de superficies, los cuidados de sus plantaciones y la presencia de nuevas variedades, así como la presencia de los cultivos en espaldera va modificando lentamente un paisaje que se consolida como elemento definidor del territorio de Castilla-La Mancha. Y junto a ellos, ya sea en los municipios o en espacios rurales, surgirá la arquitectura de sus bodegas.

 

Los inmigrantes son ‘Gastarbeiter’, es decir, ‘trabajadores huéspedes’, no delincuentes

Por Antonio Marco

Publicado el 22 de julio de 2024 en El Decano de Guadalajara

En estos días se ha recrudecido en nuestra querida España un debate ya viejo, con frecuencia agrio y destemplado, sobre el acogimiento y atención a las personas extranjeras, los inmigrantes, especialmente los llamados en el argot políticosocial con las siglas MENAS (menores extranjeros no acompañados) que llegan a nuestro país, la mayoría a Canarias, en unas endebles e inseguras barcas llamadas ‘pateras’, según la RAE porque se emplean en la caza de patos, pero que no son adecuadas para transportar personas a cientos de kilómetros en alta mar con enorme riesgo desde África a Canarias o a los países europeos del Mediterráneo; de hecho muchas de las personas que intentan terminar el viaje mueren en el intento. Este asunto de la inmigración es ahora el argumento y preocupación central de los partidos políticos y asociaciones de ultraderecha, desgraciadamente en auge, que llegan en su populismo oportunista y radical para ganar adeptos a deformaciones, exageraciones y mentiras verdaderamente aberrantes.

El asunto además ha adquirido especial interés y actualidad cuando en la intensa y larga competición futbolística de la Eurocopa, que felizmente ha ganado España, ha resultado especialmente determinante la aportación genial de los jóvenes futbolistas, Lamine Yamal, el más joven de la historia de la selección española que ha cumplido 17 años la víspera de la final esperada, hijo de un inmigrante marroquí y una muchacha ecuatoguineana, nacido en Esplugas de Llobregat y criado en el barrio de Rocafonda de Mataró del que se siente orgulloso y al que la ultraderecha llama ‘estercolero cultural’, y Nico Williams, nacido en Pamplona de inmigrantes ghaneses que atravesaron el desierto del Sahara y saltaron la valla de Melilla hasta llegar a Bilbao y luego instalarse en Pamplona. Los dos con su juventud, su espontaneidad y su calidad han enamorado e ilusionado a todo el país y nos han dado una gran alegría, que buena falta nos hacía, y ojalá hayan abierto los ojos a algún energúmeno de lo que en realidad es la inmigración, una búsqueda de oportunidades para escapar de la miseria o del peligro y conseguir vivir mejor. Es difícil imaginar la existencia de algún individuo irreductible en su pobreza moral y mental que no haya vibrado con estos muchachos, aunque en ese mundo tan primario del nacionalismo todo es posible.

Cuando partidos y agrupaciones sociales más centrados o a la izquierda del espectro político contradicen y critican las afirmaciones de esos ultrarradicales, no son pocos los ciudadanos que sin mucha reflexión dicen estar hartos de la política y más de que se mezcle la política con todo, también con la  inmigración; por ello acusan a los partidos y asociaciones críticas de buscar un exclusivo beneficio político partidista, como si la atención o no de los inmigrantes, especialmente la de los menores no acompañados, es decir, solos, sin padre ni madre ni familiar ni amigo alguno, no fuera un asunto importante de política social de un país y los gobiernos no debieran ocuparse y preocuparse por todas las personas tengan o no ‘papeles’.

Resulta realmente difícil una discusión tranquila y argumentada sobre este asunto de las migraciones, que a lo largo de la historia han afectado a todos los países del mundo, con quienes plantean sin justicia y sin piedad la exclusión del diferente, especialmente si es pobre y necesitado de todo, olvidaré la discusión política y primaria y ofreceré una resumida y breve descripción de la realidad tal como yo la percibo, de mi realidad, la que yo he vivido y vivo todos los días, la que conozco bien por vivida y no de oídas por escuchar y leer informaciones sencillamente falsas e interesadas en enfrentar sin motivo a seres humanos.

Mi primera relación con la inmigración fue muy temprana y muy directa. Yo fui en mi adolescencia y primera juventud un emigrante activo sin salir de España. Mi padre, con su enorme capacidad de sacrificio y sus enormes deseos de progresar y sacar adelante a su familia, fue emigrante durante diez años en Alemania, entonces muy lejos en el tiempo y en el espacio de la familia que quedamos en España. Como tantos millones de españoles, mi padre saltó del trabajo sin futuro en el campo soriano al trabajo en la poderosa industria alemana, en su caso en una grande e importante fábrica de maquinaria agrícola muy conocida.

Al trabajador inmigrante le llaman los alemanes con todo respeto en su difícil  lengua ‘Gastarbeiter’, cuya traducción directa es ‘trabajador invitado’ o ‘trabajador huesped’, reconociendo en su lengua analítica la necesidad que de ellos tenían para sacar adelante su potente industria destruida en la guerra pero surgiendo de nuevo en aquellos años. Desde luego, no les llamaban con desprecio racista ‘ni sudaca ni panchito ni moro de mierda’ como podemos oír a los más radicales y primarios. Estos miles de trabajadores españoles en Europa, cinco millones en la España de los años 60 de apenas 32 millones de habitantes, enviaban millones de marcos alemanes, el euro naturalmente no existía, como dinero para las necesidades de sus familias y como divisas para apuntalar la débil economía del estado español que empezaba su tardío desarrollo y tenía que comprar todo tipo de equipos en el extranjero.

Aunque me produce cierto pudor hablar de lo propio, contaré un solo hecho de aquella época que para mí no fue una mera anécdota pero que ayuda a entender las dificultades de la emigración: el Instituto Español de Emigración de aquellos años me denegó una beca no por insuficiencia académica, porque mi expediente era bueno, sino por suficiencia económica. ¿Es posible mayor cinismo? Con los marcos alemanes que mi padre remitía a su familia hubo suficiente para que los tres hermanos pudiéramos estudiar, aspiración primera de mis padres de Soria que siempre valoraron muy positivamente la enseñanza y la cultura, pero a costa de privarse ellos de cosas elementales. ¿Para quién eran la becas entonces, que desde luego no abundaban para los ciudadanos más pobres aunque mostraran capacidad intelectual?

El segundo contacto directo de importancia con la inmigración tuvo lugar muchos años después cuando España empezaba a recibir extranjeros: cuando ya mis suegros eran muy mayores, les atendían en Valladolid dos altísimos muchachos de Sierra Leona, de piel muy negra claro está, que habían llegado a España huyendo de la situación política de su país; también les ayudó a veces un hombretón bien alto y parecido de Bulgaría, de color muy blanco claro está. Cuando mi madre ya viuda y mayor necesitó ayuda, la encontró en dos trabajadoras, dos señoras ecuatorianas, una abuela y su nieta, y en los últimos años en una excelente persona, joven con mucha energía, ahora rumana aunque ya con nacionalidad española; ¿qué importará el color de su piel? Es la misma persona que ayuda a la familia de mi hijo con dos niños pequeños, mis nietos, en los trabajos de su casa. Al matrimonio vecino mío de personas mayores les atendió una buena persona colombiana y cuando la esposa murió después de larga y cruel enfermedad, la colombiana sigue cuidando al marido. Al padre de unos amigos, próximo ya a los cien años, le atienden en su casa dos señoras, una  marroquí y la otra de El Salvador. La cajera del supermercado al que acudo más frecuentemente es de Ecuador y algunos dependientes del mismo comercio también son hispanos. En otro supermercado un poco más lejano casi todos los trabajadores que atienden al público son hispanos. En la gasolinera en la que compro bien caro el gasoil para mi coche son varios los hispanos que me atienden a cualquier hora del día y casi de toda la noche. Las verjas de mi casa las ha pintado recientemente también una cuadrilla de hispanos. Los que me traen en su furgoneta el paquete con el libro recién comprado on-line unos son hispanoamericanos y otros del este europeo, todos miserablemente pagados, lo que me obligará a repensar estas compras. Algunas veces compro fruta a buen precio en algún establecimiento regentado por marroquíes.

Un hijo mío es pareja desde hace años de una muchacha búlgara. Dos sobrinos están casados con muchachas alemanas, una pareja vive en Alemania y la otra en España, otro lo estuvo con una dominicana, otro vive con una hondureña; tengo, pues, resobrinos de muy diversas características y colores. En el bulevar cercano a casa hay dos bares restaurantes en los que de vez en cuando aparco el cuerpo y tomo un refrigerio. El de la derecha lo regentan unos hispanoamericanos, el de la izquierda es propiedad de un matrimonio rumano emprendedor. En la farmacia que frecuento más de lo que querría recoge mis recetas un apuesto y buen mozo español y también una eficaz portuguesa más menuda. La médica que hace pocas fechas me efectuó e informó la ecografía de próstata, que la edad exigía controlar, es de Hispanoamérica, sin que pueda precisar el país, ¡qué más da! El médico que en el ambulatorio atiende a mi hijo es hispanoamericano y su esposa también es médica. Su vecina, viuda de avanzada edad, es atendida por dos mujeres magrebíes. Recientemente he necesitado de cuidados médicos hospitalarios especiales por una dolencia cardiaca; el hábil cardiólogo hemodinámico es español, la enfermera del turno de mañana es rumana, el cardiólogo que me explica con toda paciencia, afecto y detalle la intervención y el tratamiento posterior es cubano, su esposa también es médica. La relación de contactos directos con la inmigración es muy incompleta, naturalmente, y la podría continuar ad infinitum, porque he hablado de lo mío, pero si mío es también todo lo que conozco de mis amigos, vecinos, parientes, conocidos, este escrito ocuparía muchas páginas.

¿Importa mucho en esta cuestión la clase social y la adscripción ideológica tanto del que viene de fuera como del que recibe aquí adentro la atención o todo se debe al estado de necesidad de unos y otros? ¿No es suficiente esta realidad para tratarnos todos con justicia y respeto? Esa justicia y respeto exige en primer lugar tratar al extranjero con toda dignidad y se le trata con dignidad cuando se le paga lo justo y no se aprovecha el español del estado de necesidad del extranjero; las leyes así lo exigen, pero no todo el mundo cumple la ley.

En consecuencia, ¿acaso no es este país nuestro diverso y rico que yo vivo el mismo país de esos ultras nacionalistas agresivos cuyas afirmaciones y propuestas avergüenzan a cualquiera? ¿No han venido más bien a ayudarnos que a ocuparnos? Mi España es diversa, multicolor, multicultural; acabaremos todos integrándonos. Después de dedicar parte mi vida al estudio de la Historia, no entiendo qué es esa pretendida identidad europea romano-cristiana-judía-céltica-germana que algunos esgrimen como arma para rechazar al foráneo diferente, pues en su mismo nombre resume todo un pasado de siglos de integración y mezcla cultural, étnica y religiosa. Yo quiero que mi España no sea excluyente sino acogedora y que todo el mundo independientemente de sus condiciones particulares sea tratado como persona, incluso cuando delinque, porque algunos inmigrantes como algunos españoles delinquen y vulneran las leyes y normas de comportamiento. He oído decir a un líder de la ultraderecha en la solemne tribuna del Parlamento que todos los inmigrantes no son trigo limpio; ¿acaso lo son todos los españoles? ¿acaso lo son todos los representantes políticos, aunque sean diputados? Pero para eso están las leyes y los tribunales.

Creo que este relato sería incompleto si no dijera también como colofón que mi hijo mayor, buen estudiante, ingeniero de telecomunicaciones especializado en satélites, trabaja ahora en Alemania como su abuelo, pero controlando alguno de esos artefactos que nos circunvalan permanentemente a ochocientos kilómetros de altitud y tanta información útil nos transmiten a los terrícolas de abajo para vivir más cómodos. Son algunos centenares los jóvenes españoles que en Darmstad trabajan en torno a la ESA (Agencia Espacial Europea) y a la industria farmacéutica, sólo de Guadalajara que mi hijo conozca son media docena en el tema del espacio. Claro, está, afortunadamente todos ellos ya no son ‘Gastarbeiter’ sino ciudadanos de la Unión Europea en la que la nacionalidad se ha diluido en aras de una extraordinaria unidad que tanto nos está costando construir,  que también rechazan y cuestionan absurdamente los nacionalistas radicales defensores de la diferencia.

Así que diré que lo que no conviene, desde luego, es mezclar inmigración con delincuencia, diferencia racial con inferioridad, diferencia cultural con antagonismo cultural, colaboración en el desarrollo de un país con aprovechamiento ilícito de los beneficios de ese país, convivencia con enfrentamiento social, estado de necesidad con oportunidad para el abuso.

Antonio Marco. Catedrático de Latín jubilado y expresidente de las Cortes de Castilla-La Mancha.

La Academia de Ciencias Sociales premia a Freixes y López Guerra

Por A. De la Paz.

Publicado en La Tribuna de Toledo el 18 de julio de 2024

La sección de jurisprudencia y legislación de la institución distingue la trayectoria profesional de ambos juristas en un acto celebrado en la iglesia de la facultad de San Pedro Mártir.

Los juristas Teresa Freixes y Luis López Guerra fueron distinguidos por la Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha. Ambos catedráticos recibieron sendos premios otorgados por la sección de jurisprudencia y legislación de la institución científica. El evento, presidido por Luis Arroyo, responsable de la entidad académica, tuvo lugar en la iglesia de San Pedro Mártir.

Freixes enfatiza la importancia de formar ciudadanos que sean «informados, libres y conscientes», siguiendo la visión proyectada. La especialista en derecho constitucional y derecho europeo destaca la presencia de «temas complejos» que afectan tanto a España como a la Unión Europea.

En el ámbito nacional, la vigencia de la Constitución de 1978 se presenta como una cuestión pendiente. Freixes señala las «muy limitadas» reformas realizadas al texto original, apenas tres hasta la fecha. Además, sugiere posibles cambios, como la sucesión a la Corona, el papel del Senado o la inclusión de un listado con la denominación de las comunidades autónomas. «Las constituciones que buscan perdurar se adaptan a los cambios necesarios», afirma.

No obstante, Freixes defiende la relevancia continua de la norma fundamental, la primera en la historia española en ser aprobada por el conjunto de los ciudadanos. «Me da coraje que se intente desprestigiar y destruir ese legado», insiste.

Los efectos del proceso separatista en Cataluña fueron otra de las alusiones durante el discurso de Freixes. La catedrática, leridana de nacimiento, se retrotrajo a la manifestación celebrada en Barcelona – en julio de 2010- contra la sentencia del Tribunal Constitucional que recortó algunos preceptos incluidos en el Estatuto de Autonomía. La investigadora rechaza la intención implícita del Estatuto de 2006 «de rebasar la Constitución para que después esta se tuviera que adaptar al Estatuto».

Más allá de las fronteras nacionales, Freixes, quien trabaja en la elaboración de un Estatuto de Ciudadanía Europea, alude a la guerra de Ucrania o los movimientos migratorios como dos de las cuestiones comunitarias más acuciantes. Pide a la Comisión Europea un papel más proactivo en Sicilia o Canarias, dos regiones meridionales que han de gestionar llegadas masivas.

Por su parte, López Guerra remarca la importancia de la técnica en el ejercicio jurídica y llama a una aplicación correcta de las herramientas en los diferentes procedimientos. Además, rememora el deseo de cambio de su generación, la de la Transición, y observa una presencia creciente de jueces, en vez de profesores, en el Tribunal Constitucional.

El progreso social en la Unión Europea, España y Castilla-La Mancha

Por Juan José Rubio Guerrero

Publicado en ElDiario.es el 5 de junio de 2024

El Índice de Progreso Social de la Comisión Europea o EU Social Progress Index (EU-SPI) es un indicador que analiza el desarrollo social y la calidad de vida a nivel regional yendo más allá del Producto Interior Bruto. Existe un interés especial en la UE por incorporar métricas alternativas al PIB que ofrezcan una visión integral del progreso y bienestar ordenando, en este sentido, las regiones europeas. Este índice se articula como una herramienta interesante, complementaria de los indicadores económicos tradicionales al capturar en su información un amplio rango de factores sociales que contribuyen a evaluar de forma general el nivel de bienestar de la población. Se articula como un mecanismo que permite una comparación entre las regiones de la UE a partir de la consideración de un amplio marco de criterios que ayudan a los políticos y ciudadanos a la hora de valorar los puntos fuertes y débiles no solo desde una perspectiva estrictamente económica sino también desde una perspectiva social y medio ambiental. Gran parte de estos aspectos están en el centro de la inversión financiada con las políticas de Cohesión de la UE, tanto en lo que se refiere a las políticas de provisión de servicios públicos básicos (salud, educación, agua y saneamientos), eficiencia energética, educación y competencias laborales, o contaminación. El Índice mide el progreso social en las regiones europeas, a nivel NUTS2, con 53 indicadores agrupados en 12 subpilares y ofrece una fotografía de tres dimensiones: necesidades básicas, bases del bienestar y oportunidades futuras.

En el análisis de la UE se pone de manifiesto la alta correlación entre PIB per cápita y progreso social por lo que el papel de los recursos económicos regionales es determinante del progreso social de ahí la importancia para Castilla-La Mancha de una justa financiación territorial. Sin embargo, la correlación se debilita a medida que crece la riqueza, sugiriendo que altos niveles de renta, por si solos, no son garantía de progreso social comunitario en la misma proporción.

Los datos de este índice en 2024 confirman que el progreso social varia de forma importante entre las regiones de la UE, con los países nórdicos comportándose mejor que los países del este y sur de Europa. A nivel europeo, aproximadamente el 60% de la población habita en regiones que superan el progreso social medio, según el índice. Pero este nivel cae al 50% si nos fijamos exclusivamente en la dimensión de necesidades básicas, como cuidados médicos, sanitarios y vivienda. En las regiones menos desarrolladas, entre las que se encuentra Castilla-La Mancha, en torno al 80% de los residentes viven en zonas por debajo del índice de progreso social medio de la UE en todas las dimensiones analizadas. También se puede observar que regiones con similares niveles de PIB pueden aflorar diferencias significativas en la oferta de servicios sociales. Las regiones con un alto nivel de progreso social manifiestan una proporción menor de residentes en riesgo de pobreza y una menor brecha de género en las decisiones de empleo y salariales. Además, las regiones con un mayor nivel de progreso social ofrecen mejores oportunidades a los graduados a la hora de acceder al mercado de trabajo, sugiriendo que un esfuerzo político en la inversión en factores sociales fortalece la eficiencia en la utilización del capital humano, generando un círculo virtuoso para el crecimiento económico. España ocupa la posición 15ª entre los 27 países de la Unión Europea, manifestando mayores debilidades en áreas como Educación básica, vivienda y libertad, mientras que la variable mejor puntuada en España con un índice de 132,9/100 es la educación superior.

A nivel español, los resultados del análisis reflejan que el País Vasco es la región con mejor índice de progreso social en España, con 113,5 puntos -la media de la UE es igual a 100-, y ocupa el puesto 44º del ranking europeo de las 236 regiones consideradas. Le siguen las CCAA de La Rioja, con 110,3 puntos y el puesto 66º, Galicia, 109,9 puntos y la posición 70ª, y Navarra, con 109,5 puntos y la 4ª posición nacional y la 73ª a nivel europeo. Por su parte, Castilla-La Mancha, con 98,4 puntos, ocupa la posición 15ª a nivel nacional y 146ª a nivel europeo, solo por encima de Extremadura y Andalucía.

Atendiendo a una lectura por dimensiones, podemos establecer tres niveles en las CC. AA españolas:

Dimensión 1. Necesidades Básicas, es decir, la capacidad de la sociedad para satisfacer las necesidades humanas básicas de sus ciudadanos (tiene en cuenta aspectos relativos a la nutrición y asistencia médica; agua y saneamiento; vivienda y seguridad, entre otros). En este caso, Castilla-La Mancha está cerca de la media de la Unión Europea (EU27), con un índice de 99,3/100, por delante de Extremadura, Murcia, Cantabria, Canarias y Andalucía.

Dimensión 2. Bases del bienestar, es decir, establecimiento de los cimientos que permitan a los ciudadanos y comunidades mantener y mejorar su calidad de vida (en el que se incluyen indicadores de educación básica; información y comunicaciones; salud y calidad medioambiental). En este aspecto, Castilla la Mancha se aleja significativamente de la media de la EU (27) con un índice de 93,3/100. Por detrás de nuestra Comunidad solo se posiciona Extremadura.

Dimensión 3. Oportunidad, es decir, creación de condiciones para que todos los individuos alcancen su máximo potencial (que tiene en cuenta aspectos como la confianza y gobernanza; la libertad y elección; o la sociedad inclusiva y educación avanzada). La buena noticia es que todas las CC.AA. españolas están por encima de la media europea, aunque de nuevo Castilla La Mancha vuelve a ser la penúltima con un índice del 102,4/100, solo por delante de Extremadura.

La tendencia de Castilla- La Mancha desde la última medición del índice refleja que nuestra región mantiene una posición similar a la manifestada en los informes 2016 y 2020-

En todo caso, dado que la Política de cohesión social abarca aspectos de cohesión económica, social y territorial, un marco como el que ofrece este índice, al cubrir una amplia selección de indicadores que capturan el desarrollo regional desde una perspectiva no sólo cuantitativa sino también cualitativa, es una herramienta útil para afinar las intervenciones de los programas de desarrollo regional y para dirigir los fondos de la UE hacia aquellas áreas capaces de mejorar significativamente los niveles de vida de nuestro ciudadanos