El aborto ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos

Publicado en Latribunadetoledo.es el 6 de mayo de 2022.

Escrito por Javier Díaz Revorio.

Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos, pero al conocer la filtración del contenido de la futura sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América sobre el aborto lo primero que he pensado es aquello de que ‘en todas partes cuecen habas’; es decir, estas cosas no solo pasan en España, ya que hoy en día es muy difícil evitar que cualquier información dé rápidamente la vuelta al mundo. Lo cierto es que, en uno u otro lugar, estas filtraciones suelen tener algo en común: proceden de sujetos interesados en que lo que dice la filtración no llegue a cumplirse, sobre todo si logran que desde diversos sectores y lobbies se presione al propio órgano judicial para que ‘reconsidere’ el contenido de su decisión.  De ahí deriva otro elemento en común: estas filtraciones siempre hacen daño a la institución, pudiendo llegar a comprometer su independencia si esta cede a esas posibles presiones; y en cualquier caso su imagen y prestigio nunca sale bien parado de estas situaciones.
Todo esto es lo que está sucediendo en Estados Unidos, donde muchos grupos se están movilizando para tratar de impedir que el Tribunal Supremo apruebe su dictamen tal y como se ha filtrado. No escribiré ni una palabra sobre el fondo del asunto hasta que la sentencia no esté aprobada, pero siempre me han llamado la atención este tipo de manifestaciones frente a las resoluciones judiciales. Desde luego, vaya por delante que están plenamente amparadas por la libertad de manifestación. Y sería imposible no ver el impacto que podría tener una decisión de este tipo, que corregiría una de las decisiones señeras de la jurisprudencia de una de las Cortes más influyentes del mundo, como lo fue Roe v. Wade (1973). Pero lo que me resulta llamativo es que este tipo de manifestaciones no parecen encuadrarse en ninguna de las dos alternativas por las cuales una decisión judicial puede ser ‘injusta’, ‘errónea’ o criticable: si el error procede de que el derecho es injusto o no ofrece la mejor solución, habría que manifestarse frente al poder que puede modificar el derecho, esto es, el legislativo (o el constituyente, o incluso el ejecutivo en la medida en que puede impulsar la reforma); si el error es del aplicador, solo puede discutirse esa cuestión con argumentos propiamente jurídicos, así que solo quienes conozcan la ciencia jurídica podrían argumentar contra la decisión judicial… Lo cierto es que estamos ante un tema polémico, ante el que las sociedades suelen dividirse, por razones morales o religiosas, pero por lo que hoy vemos en Estados Unidos, sobre todo políticas. En estos casos, no es descabellado dejar la solución al legislador competente.

Como una maleta

Publicado en Latribunadeciudadreal.es el 6 de mayo de 2022

Escrito por Antonio Pérez Henares.

Empiezo a tener sensaciones de maleta y de una cierta desubicación. Esta mañana al despertar y al venirme a la cabeza que era jueves y que tenía que escribir el artículo me he dicho. ‘Entonces estoy en Badajoz’. Que es donde he amanecido hoy, llegado desde Plasencia, clausura Feria del Libro y primer acto del ciclo de novela histórica que Escritores con la Historia vamos a desarrollar allí con motivo de las Edades del Hombre y de la mano de su ayuntamiento, y tras echar otro día en Mérida antes de llegar aquí para compartir unos días y unas jornadas literarias con el Ejército, con la Brigada Extremadura y, en concreto, su regimiento de Artillería. Este 5 de mayo me tocará conferenciar a mí, tras haber escuchado a José Calvo Poyato y a Jesús Sánchez en otro ciclo de nuestra asociación.
Es precisamente la fecha en que sale por fin a las librerías ‘Tierra Vieja’, pero va la cosa de Descubrimiento de América y lo que toca es hablar de ‘Cabeza de Vaca’. Y llevárselo muy preparado, porque los militares españoles son el mejor público, pero también el más enterado y viajado. Un verdadero lujo compartir estos días de conversaciones con ellos. Por cierto, entre los asistentes y sin fallar un día, el general Rajo, bien conocido en nuestra región, pues estuvo al mando del Museo del Ejército en Toledo. Ahora, ya en la reserva, ha vuelto a su tierra natal.
El viernes me echo de nuevo a la carretera. Que esa es otra. Porque carretera es lo único que se puede coger. Extremadura no es que esté dejada de la mano de Dios, sino de los políticos que en decenios de promesas han sido incapaces de cumplir una sola y ponerles un tren decente. Es una vergüenza lo que se ha cometido y se comete con esta maravillosa tierra en lo que a comunicaciones se refiere. Vamos, como si para hacer la obra hubiera que atravesar el Himalaya cuando el camino más derechito y llano no puede ser.
Vuelvo el 6 pero solo para cambiar de maleta. Me toca una cabalgada, ahora ya dedicado del todo a Tierra Vieja, pegando botes por toda la geografía. Dice mi amiga Carmen Posadas que a veces se siente parte de aquel circo de antaño que iba por las ferias, el de Manolita Chen.
Pero sarna con gusto no pica. Y no hace falta mentir para decir que constituye un momento feliz para el escritor. Y personalmente lo he comenzado a disfrutar con un periplo que me hice con periodistas por ‘mis’ alcarrias. Tanto por la Alta como por la Baja. Les di una paliza de miedo, pero les di buen vino de la propia bodega familiar, espárragos recién cogidos y de comer cabrito en Jadraque. Luego casi los pierdo entre Zorita y por Recópolis buscando un molino calatravo. Pero al final di con él.
Ahora llegan las presentaciones, que serán un sin parar. Y algún viaje más a otro gran escenario de la novela: El Guadiana y las tierras calatravas. Algunas paradas ya están fijadas. El próximo fin de semana un día muy especial, el sábado, jornada al completo, en la Feria del Libro de Guadalajara. No menos especial, otra cita para mi trascendental, 4 y 5 de junio en Atienza, que recupera nuestra Caballada, además después de estos dos años perros que hemos tenido que pasar. En junio le tocará a Ciudad Real. Cuenca, Toledo y Albacete están por decidir aún. Ah Y entre julio y agosto ya está en marcha la presencia en un par de docenas de villas y pueblos de toda la región.
Porque este es un libro, que amen de otras cosas, de humilde homenaje a mi tierra y es allí, por muy pequeño que sea el lugar, donde más quiero ir con él y estar con mis paisanos que sé que van a ser quienes mejor lo van a entender.

Perros de la guerra

Publicado en Latribunadeciudadreal.es el 28 de febrero de 2022

Escrito por Manuel Juliá.

«Y gritará destrucción y soltará los perros de la guerra», dice Shakespeare en boca de Antonio en su tragedia sobre Julio César (ahora revivida en las puñaladas que ha recibido Pablo Casado de sus más íntimos colaboradores). El hábito del horror sofocará toda piedad, insiste. La historia del mundo era la historia de sus guerras, hasta que, después de la Segunda Guerra Mundial, fue tal la destrucción producida, el sufrimiento, el horror creado que políticos sensatos como Jean Monet, De Gasperi, Anna Lindh, y Helmut Kohl o Miterrand, entre muchos más, se dijeron que aquello no podía volver a suceder. Entendieron que creando un mercado común europeo habría razones indestructibles para no volver a soltar los perros de la guerra en Europa. Al menos, en una parte que ha desterrado el conflicto bélico como forma de resolución de cualquier desacuerdo.
La democracia no es un sistema perfecto, porque el ser humano no lo es. Pero, cualquier otra fórmula, se hunde en la caverna de los tiempos, y despierta la esclavitud, el hambre, el miedo a la vida, la desgracia persistente. Y así como cuando el voraz comunismo destruía la felicidad colectiva, maltratando el pensamiento individual y la igualdad, soterrando los sueños de la persona, al otro lado de su muro había una sociedad libre (e imperfecta por supuesto) llena de sueños que avanzaba por la paz hacia la felicidad, en la que la igualdad crecía. Ese escaparate capitalista fue lo que destrozó el régimen soviético. Sembró la enzima de la libertad y la fe en el futuro en las gentes que vivían bajo la dura goma de la bota soviética.
El ansia de libertad, riqueza y justicia es el verdadero enemigo de Putin y su régimen opresor. El sátrapa suelta los perros de la guerra porque no puede permitir que en sus vecinos haya prosperidad, libertad y justicia. Sun Tzu, el mejor estratega militar que ha existido, aconsejaba no llegar jamás a la guerra porque, de la muerte, solo nace la muerte.
Pero este líder cruel, cuya existencia es una desgracia para el mundo, lleno de viejos afanes imperialistas, odios étnicos, concepciones autoritarias y soberbia sin fin, este Putin en cuyo rostro el mal se plasma, ha lanzado en esta Europa que descubrió el maná de la paz a los perros de la guerra. Este dolor que ha creado llevará su nombre para siempre.

Estanflación

Publicado en Latribunadetoledo.es el 28 de marzo de 2022

Escrito por Juan Ignacio de Mesa.

La guerra de Ucrania tiene unas consecuencias humanitarias y económicas que nos debe hacer reflexionar.
Las estimaciones apuntan a que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB)en España podría ser de un punto menos de lo previsto, con lo que esto supone de reducción en la creación de empleo. La inflación (ese monstruoso impuesto de los pobres) se puede elevar dos puntos sobre la media actual, por el aumento del precio de la energía, metales y cereales.
Para hacernos una idea, aunque el PIB de Rusia es poco más del 3% superior al español, con una población que más que triplica la española y una superficie 34 veces la de nuestro país -Rusia, con 17,1 millones de Km2 es el país más grande del mundo-, es rica en recursos, controlando minerales como el paladio, o el platino, así como es una potencia en petróleo, gas, níquel y trigo.
Ucrania es el granero de Europa, siendo el mayor productor de aceite de girasol y, entre otros elementos, produce el 70% de gas Neón, fundamental para fabricar semiconductores.
La guerra actual, es un sinsentido que está suponiendo la pérdida de miles de vidas, destrozando un país y generando una catástrofe humanitaria de dimensiones incalculables.
Las sanciones impuestas a Rusia son severas, y hay que intentar presionar para que esta situación termine cuanto antes, pero ya se ha generado una dinámica con consecuencias difíciles de medir.
En 1977, con una inflación del 26% y con tipos de interés por encima del 22%, a iniciativa de Enrique Fuentes Quintana, vicepresidente del Gobierno de Suárez, se firmaron los Pactos de La Moncloa demostrando los líderes políticos tener sentido de Estado. De momento, al seguir creciendo, estamos lejos de que caigamos en estanflación, situación que, sí teníamos en aquel momento, pero si las partes no llegan a un acuerdo y continúa la huelga de transporte, habrá problemas de suministro a sectores de actividad que tendrán que limitar o incluso cerrar su producción, con lo que estaremos con alta inflación y crecimiento escaso o nulo, escenario de estanflación.
La tan denostada, por algunos, Transición, demostró que los españoles somos capaces de ponernos de acuerdo. ¿Tan difícil es repetir aquellos momentos? Cuan agradecidos estaríamos todos si trabajaran unidos para encontrar soluciones.

Instrucciones para comenzar una guerra

Publicado en Esglobal.org el 25 de febrero de 2022

Escrito por Juan Luis Manfredi. Fotografía de Maciej Luczniewski/NurPhoto vía Getty Images.

Hoy nos conducimos por guerras híbridas, guerra multidominio y mosaico, doctrina Gerasimov, zonas grises y otras nomenclaturas que reflejan la disparidad de criterios para señalar el principio y el final de la guerra. Porque solo de esto estamos seguros: la declaración de guerra como instrumento diplomático ha desaparecido y, con ella, el documento que identifica actores, enemigos, casus belli y argumentos para acogerse para el armisticio. Sin documentación escrita, la propaganda inunda el caudal de información y es difícil entender cuándo ha comenzado un conflicto. Así, interesa menos conocer las causas de la guerra, que siempre pueden construirse a posteriori, y más los nuevos instrumentos para entender que la batalla está en marcha.

La primera víctima de la guerra es la verdad. Atribuida al senador Hiram Johnson en 1917 y popularizada por la literatura y el cine, el primer indicador de conflicto es la batalla por los hechos. Los actores innovan en el uso de la propaganda y proponen un discurso emocional sobre héroes, patrias y afrentas. La confusión deliberada entre nostalgia, memoria y pasado histórico es recurrente. En el reciente caso de Ucrania, basta con analizar el discurso sobre la grande de Francia, la denuncia de los acuerdos de 1997 y la reinterpretación de la conferencia de Yalta en 1991. El segundo jalón es la creciente dificultad para el ejercicio del periodismo profesional e independiente, con salarios dignos, criterio editorial y capacidad de decisión. Hoy los periodistas sobre el terreno dependen de la voluntad del gobernante, andan escasos de dinero y con una producción muy limitada. Sin los ojos de la guerra, aquel título para homenajear a Miguel Gil en 2001, es difícil tener criterio. Así, cuando se multiplican los controles o la expulsión de periodistas y se agitan fantasmas del pasado, la narrativa de agresión, soberanía o defensa ya está en marcha.

Un segundo elemento consiste en la movilización de tropas más allá de los ejercicios y las maniobras. El indicador no mide el número de tropas, cifra que uno ha de creerse por mor de la propaganda, sino las capacidades operativas para ejecutar el despliegue. La movilización es coercitiva o disuasoria, por lo que por sí sola no anticipa la guerra. Antes que para el ataque, los ejercicios sirven para animar la moral de la tropa, mostrar a los rivales las nuevas herramientas y probar las novedades. En cambio, la logística, el soporte para el largo plazo, los hospitales de campaña o los acuerdos tácitos con terceros representan un paso avanzado en el conflicto. Sucede que la acumulación de medios humanos y recursos aceleran los roces con los vecinos y reduce las expectativas de volver a casa. En esta línea, puede añadirse que el repliegue del cuerpo diplomático reduce las oportunidades para el diálogo y lo devuelve a la esfera presidencial. Para la acción y la gestión diaria, ahora primarán las decisiones militares.

El tercer hito es la cuestión digital. El debate teórico sobre la dinámica y el alcance de la transformación digital de la guerra se obsesiona con utilizar las categorías del derecho internacional y adaptarlo a los ciberataques, los trols o el bloqueo de instituciones de gobierno. La actividad digital anticipa el conflicto cuando supone un desgaste para el rival, que tiene que dedicar recursos, y señala una debilidad estructural. Es coercitiva en la medida que demuestra capacidades y amenaza una posición. Todo lo que aprendimos de expansión del poder territorial o las acciones cinéticas tiene menos relevancia en el diseño de la respuesta digital. El indicador adelanta otras decisiones propias de la economía política: determinar qué es censura y qué es propaganda, impedir la provisión de servicios digitales, dificultar la actividad económica real, promover el fraude o el sabotaje, anonimizar los ataques o incorporar nuevos perfiles no uniformados al conflicto.

Un cuarto hecho significativo es la subversión, el conflicto interno. Las guerras que vienen abandonan su carácter imperial para evitar el elevado coste para las finanzas públicas e impedir salidas abruptas como la de Afganistán en agosto de 2021. El aspirante a hegemón apela a un conflicto interno y se presta a colaborar con una de las partes para defender una causa política o identitaria. La capa de protección permite el envío de ayuda económica, el apoyo a partidos o líderes, el ninguneo de la autoridad gubernativa o la promoción de causas comunes, un supuesto demos convergente que arruina las fronteras políticas. Para saber si la guerra está en marcha, comprueben si el agresor da soporte financiero y político a alguna causa genérica (comunidad idiomática, sueños históricos, referendos sin observadores) y apuesta por el diálogo fuera de los cauces convencionales (parlamento, partidos, sindicatos). Se cierra el ciclo con un gobierno desacreditado, con síntomas de incapacidad para emprender soluciones y dispuesto a lanzarse en brazos de sus propios reaccionarios. La corrupción en forma de futuras concesiones y contratos, me temo, está en la conversación.

El quinto elemento es la guerra económica. Mucho antes de que el conflicto militar de comienzo, las partes identifican las debilidades. Energía, inflación, desempleo, escasez de productos, boicot y sanciones contribuyen a la coerción, así como el bloqueo del sistema financiero o la expulsión de competidores. Dudo de la efectividad de las medidas para cambiar el curso de los acontecimientos, porque la guerra económica apenas afecta a las elites y las sociedades locales ya se han acostumbrado a navegar en condiciones de intervención. En mi opinión, la creciente “securitización” de las relaciones económicas y comerciales agota la conversación diplomática y extiende los argumentos para comenzar una guerra.

Hay otros indicadores de guerra, que tienen que ver con la naturaleza política del liderazgo, las aspiraciones o las revanchas. Lo dejamos para el siguiente capítulo. Así las cosas, con este perfil de la guerra que viene, valoren si ya estamos en pleno enfrentamiento, o bien, si hay esperanza para la paz. Como suelo huir de la miseria del historicismo, apelo a que la diplomacia, los intercambios epistolares y la razón aún tengan hueco en el tablero de operaciones.

 

José Castillejo: El manchego que promovió la reforma educativa y las becas previas al Erasmus

Publicado en Lanzadigital.com el 10 de abril de 2022

Escrito por Noemí Velasco. Entrevista realizada por Isidro Sánchez. Fotografía de Carlos Díaz.

Jurista y pedagogo, José Castillejo estuvo detrás de las primeras becas a Europa y Estados Unidos para profesores de primaria y secundaria. La guerra civil truncó su labor y acabó exiliado en Inglaterra, donde colaboró con la BBC El contacto con la Institución Libre de Enseñanza y el filósofo Francisco Giner de los Ríos marcó su vida, aunque fue muy significativo el viaje que hizo en 1902 por Lyon, Berlín y Ginebra, del que se conservan cartas con sus descripciones de la educación y sus impresiones de la forma de vida en Europa La “gran obra” de José Castillejo fue la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, a través de la que docentes de Ciudad Real tomaron contacto con los movimientos pedagógicos modernos en el extranjero para acabar con el retraso que sufría la educación en España

Una pequeña placa en el edificio donde confluyen las calles Calatrava y Paloma recuerda que Ciudad Real fue cuna de uno de los reformadores de la educación más importantes de principios del siglo XX en España y uno de los fervientes impulsores de su apertura a Europa. José Castillejo nació el 30 de octubre de 1877, en plena Restauración borbónica, marcada por el turnismo entre el Partido Conservador de Antonio Cánovas del Castillo y el Partido Liberal de Práxedes Mateo Sagasta, y en un país donde empezaron a coger fuerza posturas regeneracionistas, también en la educación. El profesor universitario Isidro Sánchez hace un recorrido por la trayectoria de este hombre al que la capital dedicó una residencia de estudiantes y una calle, pero que es uno de los ilustres manchegos más desconocidos.

Hijo de Daniel Castillejo, abogado de los ferrocarriles extremeño, y de Mariana Duarte, que era de Alcolea de Calatrava y estaba emparentada con el poeta Ángel Crespo, José Castillejo formó parte de esa “minoría afortunada” que pudo estudiar en el Instituto de Ciudad Real. Isidro Sánchez destaca que “hay que tener en cuenta que el analfabetismo a finales del siglo XIX era altísimo”. Alrededor de un 70 por ciento de las mujeres eran analfabetas y los hombres estaban cerca. Las primeras iban a la escuela “para aprender a coser y a guisar”, y los segundos “aprendían un poco de agricultura, lo necesario para cuidar del campo”. Era una educación en manos de la Iglesia, con un importante componente católico, y “muy deficiente”.

Influido por su padre marchó a El Escorial para estudiar Derecho, aunque terminó en la Universidad Central, antecesora de la Universidad Complutense de Madrid, donde se licenció también en Filosofía y Letras. Fue entonces cuando el jurista y pedagogo adquirió contacto con el filósofo Francisco Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza, que fue famosa por defender la libertad de cátedra y la educación laica, alejada de dogmas religiosos, políticos y morales. Esta organización para nada fue marginal, pues estuvo secundada por intelectuales tan reconocidos como Leopoldo Alas ‘Clarín’, Antonio Machado, José Ortega y Gasset, Joaquín Sorolla y otras personalidades comprometidas con la renovación educativa, cultural y social. A principios de siglo jugaron un papel importante, como asesores de los ministros del ramo.

Eso sí, fue el viaje a Europa de 1902, junto al también pedagogo Miguel Pérez Molina, que era el dueño de la Academia General de Enseñanza de Ciudad Real, el que cambió su vida. Entonces José Castillejo fue consciente de las “condiciones deplorables” de la educación española y la necesidad de importar los modelos educativos de los países del entorno, Francia, Alemania, Inglaterra e incluso la Italia recién unificada. En el epistolario publicado en 1997, el primer tomo bajo el titulo ‘Un puente hacia Europa’, David Castillejo titula las cartas emitidas por su padre a su llegada a Lyon como ‘Dos paletos españoles en Francia’. El choque cultural fue tremendo, ya que, según describe Isidro Sánchez, “tenemos que recordar que “ambos ni siquiera venían de Madrid o Barcelona, sino de Ciudad Real, una provincia de interior y atrasadilla, por no decir atrasada”.

De esta aventura han quedado sus profundas descripciones de la educación en ciudades como Zúrich. José Castillejo se asombró de la larga lista de establecimientos de enseñanza: la escuela politécnica, de arquitectura, de dentistas, las escuelas populares, de primaria, de obreros de metales, para señoritas, para mayores de 6, para “niños raquíticos”. Se maravilló de los edificios, la piedra, los mármoles, jardines, clases, gabinetes, salones, “un mundo”. José Castillejo comprobó que la religión no aparecía en las clases por lo menos hasta los 13 años y que los padres eran libres de llevar a sus hijos ante el sacerdote católico o el pastor protestante. Esa era “la única rama” donde España llevaba la delantera.

No todo era educación. A José Castillejo le llamaron la atención “el incalculable número de bicicletas” por las calles europeas, el espíritu de asociación entre la ciudadanía de Bruselas, las muchachas de Berlín que andaban “solas por todas partes” y volvían a sus casas “a altas horas de la noche”, y el catalán en Barcelona. “Yo habría creído que el idioma catalán era aquí como el vascuence en las Provincias, hablado solamente por el pueblo del campo. No es así. Estoy aquí peor que estaré en Lyon o en Ginebra, porque el francés podré comprenderlo y esto no”, describió en una carta a su familia. Su epistolario, publicado en tres tomos, es la mejor forma de conocer su vida cotidiana, su “curiosidad infinita”, y de repasar las misivas que intercambió con grandes personalidades de la época, como la humanista María de Maeztu, el filólogo Ramón Menéndez Pidal, el ministro socialista Fernando de los Ríos o el filósofo Tomás Navarro.

Después estudió varios años en Alemania, desde donde viajó por toda Europa central, y también visitó Gran Bretaña, “gran país” del que quedó prendado también por amor, pues se casó con Irene Claremont. Conocía el inglés, el alemán, el francés y algo de italiano. Isidro Sánchez cuenta que “fue un hombre realmente muy inteligente, además de trabajador. Y, sin embargo, muy normalito y austero”, añade. En Europa es donde absorbió los movimientos pedagógicos de la época. “Hay personas que dicen que, como ya está casi todo inventado, lo que tenemos que hacer es copiar. Pero hay que copiar bien, porque encima hay gente que copia y copia mal. Para él Europa era un referente”, concluye el historiador.

La JAE y los primeros docentes becados en Europa

La “gran obra” de José Castillejo fue la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, dependiente del Ministerio de Educación a partir de 1907. Isidro Sánchez explica que “la JAE es un organismo que va a promover el avance de la educación en España y para ello va a hacer hincapié en la formación de los educadores”. Con el pedagogo manchego como secretario y el científico español y Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal como presidente, esta institución impulsó las primeras becas para docentes en Europa y Estados Unidos con el fin de que se formaran en nuevos modelos educativos y los trajeran a España, una especie de las becas Erasmus para estudiantes universitarios que existen en la actualidad, que fueron llamadas “pensionados”.

Las becas estaban dirigidas a profesores de primaria y secundaria, que pasaban “1 mes, 3 meses, 1 año o 2, y el Ministerio les seguía pagando mientras se formaban en Europa”. Isidro Sánchez explica que “los educadores venían de un siglo XIX, como reflejan los escritos de Castillejo, donde la educación universitaria estaba en manos del Estado y la educación secundaria estaba financiada por las diputaciones”. “Las dos, minoritarias, tenían una financiación no suficiente, pero relativamente importante”, añade. Sin embargo, el problema estaba en primaria, que dependía de los ayuntamientos, muchos de ellos sin recursos tras la desamortización. Muchas escuelas estaban en corrales y de ahí viene el dicho “ganas menos que un maestro de escuela”, porque ganaban muy poco. En sus viajes, Castillejo “se dio cuenta de lo importante que era formar buenos educadores y para ello consideró inevitable que viajaran, que vieran cómo planteaban en otros sitios la educación, cómo participaba la comunidad educativa y que aprendieran idiomas”. Participaron muchos docentes de Toledo, Albacete y Ciudad Real, que nunca hubieran saltado las fronteras de otra forma.

No solo fueron becas, pues la JAE puso en marcha centros como el Instituto-Escuela de Madrid, el Instituto de Historia o la Residencia de Mujeres, “que colaboraron en el desarrollo de la ciencia y la educación en España”. El profesor explica que el empuje que dio la II República a la educación en parte fue resultado del trabajo realizado por estas instituciones, pues “todos los profesores que se formaron entre 1907 y 1930 en Europa llegaron a España con unas ganas de poner en práctica todo lo aprendido, desde la Escuela Nueva al método Montessori”. La República además de formar educadores, los dotó de centros, “por eso se construyeron tantas escuelas en tan pocos años”. En una carta de 1933 Castillejo manifestó su alegría por el triunfo de los republicanos: creía que iba a ser beneficioso. Él defendía una educación universal “accesible a todas las clases y obligatoria”.

Siempre fue “austero” en el gasto público. Él mismo, cuenta Isidro Sánchez, para el que el profesor ha sido una auténtica inspiración, “adquirió una casita en el campo, fuera de Madrid, pues consideraba muy importante el contacto con la naturaleza”. Era uno de los postulados de la Institución Libre de Enseñanza, pues la educación tenía que ser “física, moral y artística”. El profesor advierte que además “era un hombre muy afable, que tenía mano izquierda”. Su mujer lo describió en su autobiografía como una persona donde confluía “la inocencia de la paloma con la astucia de la serpiente”, porque era “eficaz, hábil y constante”, tanto que conseguía “cosas que parecían imposibles”. Además, siempre estuvo ligado a Ciudad Real. Cuando está fuera, a José Castillejo “le duele España” y cuando tenía algún problema siempre acababa en Ciudad Real, en el domicilio de la familia en la capital o en Alcolea. Por ejemplo, cuando la pandemia de gripe española de 1918 se recluyó en La Mancha.

La guerra civil, su huida y la losa que echó el Franquismo sobre su figura

La guerra civil y el triunfo del Franquismo truncó todo. Isidro Sánchez expresa que “él era un liberal preocupado por la educación, no era revolucionario, ni comunista, ni siquiera socialista”. Cuentan que le buscaban miembros de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de UGT para ejecutarle, pero es que con el bando franquista hubiera corrido la misma o peor suerte. En 1936 salió de España a través de la embajada británica y acabó en el exilio.

El Franquismo cayó como una losa sobre la Institución Libre de Enseñanza y sobre la obra de José Castillejo. En el libro ‘Los intelectuales y la tragedia española’, el intelectual fascista Enrique Suñer dice que al igual que Lenin lleva a la práctica las doctrinas de Marx, “las ideas pedagógicas de Giner de los Ríos tienen en Castillejo el agente que les da realidad, una realidad funesta”. El mismo autor afirmó que Castillejo tenía “una inteligencia encaminada al daño material y moral de nuestra raza y de nuestro país”. El profesor Isidro Sánchez señala que Castillejo encarnó “la tercera vía, entre los republicanos revolucionarios y los franquistas fascistas”.

Los programas de radio en la BBC en el final de sus días

Entre 1937 y 1939 ocupó el cargo de director de la Agenda Internacional del Estudiante, que tenía sede en Suiza, y al final acabó en la Universidad de Liverpool en Gran Bretaña. Durante los años de exilio, José Castillejo escribió ‘War of ideas in Spain’ y colaboró con ‘La voz de Londres’, una de las emisoras de la cadena internacional BBC desde donde habló de filosofía, de España y del “choque de civilizaciones y de culturas” que se producía en plena Segunda Guerra Mundial. En uno de los cortes de audio que han llegado hasta nuestros días, Castillejo expresa “los ingleses aborrecen la dictadura porque aman la libertad, pero además porque son productores y comerciantes. La dictadura o la revolución pueden a veces salvar la vida de un pueblo, pero nunca pueden dársela. Toda dictadura pende de un hilo”.

Nunca dejó de predicar la tolerancia y la libertad, la independencia del poder judicial, la democracia y el desarrollo de la ciencia. “No os dejéis seducir. Apartaos de la política. Formaos primero como hombres. Estudiar la naturaleza y la historia, la literatura y el arte… La nación que tenga esas juventudes puede tener libertad, democracia, y si acaso la victoria”, pronunció José Castillejo en uno de sus últimos discursos para estudiantes. En 1945 murió y nunca volvió a su patria.

Varios libros, el nombre de una residencia y una calle “insignificante”

La España Franquista cerró la JAE y creó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con una estructura similar. Todavía existe, “aunque el de hoy no tiene nada que ver con el de los años 40”. De forma paralela inició “una tremenda campaña propagandística contra sus dirigentes” y España olvidó la figura de José Castillejo, que según expresa Isidro Sánchez, “nunca le ha reconocido como debiera”. No fue sino hasta la democracia cuando Ciudad Real hizo “un intento por recuperar su figura”. En 1986 y a través de la Biblioteca de Autores Manchegos (BAM) de la Diputación provincial, Luis Palacios Bañuelos, profesor del Colegio Universitario y académico de la Real Academia de la Historia, publicó el libro ‘Castillejo, educador’.

De forma paralela se celebraron las jornadas de educación organizadas también por la Diputación y la BAM. Las primeras fueron dedicadas a otro gran pedagogo de Ciudad Real, Lorenzo Luzuriaga, y las segundas a José Castillejo, en las que Isidro Sánchez intervino. Once años después se publicaron las actas bajo el título ‘José Castillejo y la política europeísta para la reforma educativa española’, también por la BAM. Asimismo, el experto celebra que “afortunadamente todo el material de la JAE no se destruyó y se volcó en una base de datos”, en la que está, entre otras, la ficha de Castillejo como pensionado.

Mientras que la avenida principal del campus universitario de Ciudad Real, lamenta Isidro Sánchez, “está dedicada al censor franquista y homófobo Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura también, pero una cosa no quita la otra, el manchego José Castillejo tiene dedicada “una calle insignificante”, que durante mucho tiempo apareció mal en los planos, como “Castillejos”, y que en la actualidad “sigue sin placa”. También hay una residencia que lleva su nombre, pero “muy pocos saben quién es” este hombre que, en cambio, fue uno de los padres de la educación tal y como se conoce hoy en día. Isidro Sánchez insiste en que ha llegado la hora de rescatar su vida, que tan bien resume una losa del Hendon Park Cemetery Mill Hill de Londres, en la que se lee, ‘José Castillejo el gran español que murió en el exilio’.

José Juan Ruiz defiende que España apueste por las renovables para no depender de «autócratas» como Putin

FÓRUM EUROPA CON DON JOSÉ JUAN RUIZ, PRESIDENTE DEL REAL INSTITUTO ELCANO

José Juan Ruiz defiende que España apueste por las renovables para no depender de «autócratas» como Putin

Publicado en Nueva Economía Fórum el 3 de marzo de 2022

MADRID, 3 de marzo. El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, destacó en el Fórum Europa la importancia de que España siga apostando por las energías renovables, ya que esto reduce la dependencia de los “autócratas” que suelen controlar las grandes reservas de gas y petróleo del mundo, como sucede con el presidente ruso, Valdimir Putin.

Ruiz se refirió a esta cuestión en un encuentro informativo organizado por Nueva Economía Fórum, que contó con la presencia del ministro consejero y encargado de Negocios de la Embajada de Ucrania en Madrid, Dmytro Matiuschenko.
Durante este encuentro, un representante de la empresa Solaria preguntó al presidente del Instituto Elcano sobre las “implicaciones geopolíticas tiene para España contar con una red potente de energías renovables”.
A este respecto, Ruiz señaló que las ventajas para España de tener este sistema de renovables es algo “absolutamente claro”, puesto que las fuentes tradicionales fósiles de energía, como el gas y el petróleo, suelen estar en manos de “autócratas”, mientras que esto no ocurre con el sol ni el aire, a los que “nadie lo puede controlar”.
Indicó que desarrollar energías renovables no sólo es un compromiso de los acuerdos internacionales contra el cambio climático, sino también “una forma de defendernos y defender nuestros valores”, en referencia a que así no se depende de que gobernantes como el presidente ruso, Vladimir Putin, puedan cortar el suministro de gas o petróleo.

“ECONOMÍA DE GUERRA”

Al mismo tiempo, sobre las repercusiones que en la crisis generada por la invasión de Ucrania puede tener que Europa renuncie a los combustibles que ahora proporciona Rusia, Ruiz se refirió a que la UE tiene ahora una “gran dependencia” de este suministro y que prescindir del mismo tendría consecuencias “muy importantes”.
No obstante, se refirió a que cuando se vive una situación de guerra como la actual hay que pensar en tomar medidas no sólo solidarias, en este caso con Ucrania, sino que los países occidentales deben concienciar a sus ciudadanos de la posibilidad de aplicar una “economía de guerra”.
Indicó que esto supone que los gobiernos tomen medidas para que sus países puedan seguir funcionando “sin buena parte” del gas ruso, algo para lo cual debe concienciarse a la ciudadanía de los distintos países de que esto se hace para defender los valores occidentales en una situación bélica.

Proyecto del Máster de Igualdad de la UCLM para la toma de conciencia de la importancia del feminismo

La Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha se suma al Proyecto del Máster de Igualdad de la UCLM para la toma de conciencia de la importancia del feminismo, partiendo de algo tan sencillo como su es su definición en el diccionario, porque el feminismo no es otra cosa que la igualdad entre hombres y mujeres, término que últimamente se está desvirtuando y, desafortunadamente, asociando a otros que nada tienen que ver con su verdadero significado.

@Migualdaduclm, #Migualdad_tuigualdad  

Alberto Corazón: Corazón y Cerebro

Publicado en Hypérbole.es en febrero de 2021

Escrito por José Rivero Serrano

Llevaba varios días leyendo el último trabajo de Valeriano Bozal Crónica de una década (2020) –que se publica juntamente con Cambio de lugar, dos libros en uno como cuenta V.B. en el prólogo– cuando llegué a la página 131 donde emerge –como una estela brillante– Alberto Corazón (Madrid 1942-Madrid 2021). De él dice Bozal: “Corazón no era, como lo es ahora, pintor, era diseñador gráfico. Nuestra relación empezó en la editorial Ciencia Nueva [tan cercana al Partido Comunista, como que estaba tutelada y dirigida por Manuel Azcárate]. Su trabajo tuvo éxito, diseñó para otro editores, hizo algunos libros en euskera para niños, de las portadas de Ariel, las de Seix Barral, las de Felmar –la editorial de Felipe Cantos, impresor–, el Boletín de Colegio de Doctores y Licenciados y, sobre todo los libros de Comunicación [su editorial, por otra parte, tanto en la serie A como en la B]. Alberto Corazón y Enric Satue –CAU, Alfaguara, Instituto Cervantes, Austral– fueron, junto a Daniel Gil los diseñadores que cambiaron la gráfica”. Lo que omite Bozal –junto a nombres destacados del diseño como Ángel Jové, Diego Galán o Mauricio Serrahima– es el azar por el que llega Corazón al diseño gráfico en Ciencia Nueva: “El sello que fundó con unos amigos, Ciencia Nueva, publicó ‘Ciencia y política del mundo antiguo’ de Benjamin Farrington. No había portada, así que él asumió su diseño”.

El carácter de la crónica bozaliana de los sesenta-setenta, me hizo recordar –salvando todas las distancias– al trabajo que acomete Alberto Corazón con Pedro Sempere en 1976, para la citada ediciones Felmar, La década prodigiosa. Que es otra manera de narrar gráfica y textualmente –y esto es importante en el primer Corazón como en el último– la experiencia vivida y los saltos de la memoria. Por otra casualidad, la misma mañana que se conoció la muerte de Corazón, Alfonso González Calero comentó en Facebook –a propósito de Manuel Leguineche, en el programa Los Imprescindibles y editor que fuera de la revista Ozono – algunas cosas de esa aventura editorial interrumpida. Donde recuperaba una portada de la revista, presidida por una imagen del Equipo Crónica con un fondo amarillo y el listado de su contenido. Al responderle que era uno de los ejemplares que conservaba de Ozono, comentó: “Fue de la época en que Corazón trabajaba con Felmar y esa portada es suya. Un lujo”.

Ciertamente el debate académico sobre Alberto Corazón era, o habría sido para algunos, ubicarlo en el mundo del diseño o en el mundo de la pintura. Actividad ésta que había desplazado a su anterior recorrido como diseñador gráfico –dando saltos eventuales, al diseño de objetos, en 1996 había presentado en el Instituto Europeo de Design, su propuesta de cajero automático–, diseño de escenografías y algún montaje de exposiciones. Probablemente esa haya sido la insistencia de exposiciones globales y programáticas tratando de descubrir un sentido a las realidades de la visión y de la comunicación. Así serían sus trabajos diversos con esa pretensión citada de globalidad y de crítica. Argumentos como los desplegados con su participación en Venecia en 1976, o con Una historia gráfica de la España moderna (2013), año que realiza en Murcia su antológica Trabajar con signos, y también la celebrada Historia de España en signos (2015). El declive del diseñador y la llegada a la pintura se percibe ya en 2013, fecha de la entrevista en el Diario.es (7 de marzo) cuando confiesa con pesar. “Estamos asistiendo a la apoteosis de la mediocridad”. Aunque yo pienso que cierta desconexión de ese universo, en el que había brillado con intensidad, se hace patente en 2011, en la exposición de Damasco. Cerrando con ello, un trayecto que había merecido en el sondeo de 2013, de la revista El Publicista, ser considerado como el diseñador gráfico más influyente del siglo XX. Y ello sin contar con una formación específica, toda vez que Corazón venía del campo de la Economía. A él debemos una nutrida nómina de logotipos institucionales y comerciales, enmarcados en ese empeño de modernizar la imagen para mejora la vida: La Biblioteca Nacional, Renfe Cercanías, ONCE, Paradores, SGAE, Hispasat, Mapfre, Casa del Libro, Compañía Nacional de Teatro Clásico, Casa de América, Ministerio de Sanidad y Consumo, Junta de Andalucía, Junta de Extremadura, Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Ayuntamiento de Murcia, Centro Cultural de la Villa de Madrid, o la muy reconocible cartelería del Festival de Otoño de Madrid. Y la ya perdida del festival de Teatro Clásico de Almagro en los ochenta-noventa.

Junto a ello conviene reseñar la aventura editorial del proyecto de Comunicación –donde coincide con Bozal– y donde da salida a un bloque de textos y obras imprescindibles de la cultura visual, la comunicación, la historiografía del arte o la arquitectura. En 1976, Corazón con un amplísimo equipo participa en la Bienal de Venecia, donde el pabellón español presenta la polémica muestra Vanguardia artística y Realidad social en el Estado español, 1936-1976[1]. El trabajo de Corazón –por ceñirnos a él y eludir otras piezas e instalaciones realizadas– se resumía con las cuarenta portadas serigrafiadas del diario ABC, del día 1 de abril, fecha en que se celebraba la victoria de la Guerra Civil y así se proclamaba. Esos años –finales de los setenta– corresponden, por otra parte, a unos trabajos de una enorme fertilidad. Tales como los catálogos de la Galería de Arte M11 de Sevilla, para las exposiciones del Equipo Crónica y de Antonio Saura; de 1979 es un trabajo sorprendente –donde Corazón escribe, diseña y maqueta– El sol sale para todosAnálisis de la iconografía comercial de Madrid. El placer de mirar y el placer de observar.

Para llegar, finalmente, a la lectura del texto de Alberto Corazón que más cerca me ha llegado: no se si al corazón o al cerebro. Y que responde al cuaderno de notas –una suerte de breviario o de aforismario– de su estancia en Damasco en 2010, donde Corazón iba a mostrar una antológica de su obra pictórica. Los días previos al montaje se dedicó a divagar por Damasco, Alepo y por el mismo Museo Nacional, provisto de extraordinarias colecciones arqueológicas y de un polvo dormido que anticipaba la guerra venidera que destruiría toda la grandeza de esa “la ciudad viva más antigua del mundo”. Las sugerencias de ideas sueltas, capturadas en la penumbra o bajo una palmera oscilante, van deslizandose en un rosario de palabras, sugerencias y sensaciones.

Comprendí que el objetivo

No era el cuadro

Sino estar trabajando en el cuadro.

Todo ello desde la constatación de la observación y de la paciencia.

El gran arte europeo

Imágenes, escena, pinturas

El objetivo no es la caza en sí misma

Sino el acecho

Incluso, la constatación de su sustancia y de su divisoria.

El artista acepta que lo que intuye

Puede ser más sólido que lo que entiende.

Escribo en dos cuadernos.

Uno, de mano, del que nunca me separo

Papel áspero, con cuerpo, dieciocho por veinticuatro

El otro es más grande, treinta por treinta.

En este sólo dibujo.

En el otro se mezcla el relato cotidiano,

el teléfono de un conocido,

la transcripción de una lápida,

la etiqueta de un vino

y el billete de autobús.

Escribir y dibujar es el mismo gesto

Una secuencia que necesita a ambos, el relato.

La prosodia.

El dibujo es el gesto.

Y el silencio.

Cuando voy garabateando

Aparecen palabras.

Y cuando escribo, a veces,

Necesito trazos.

Lo llamó, inteligentemente, a ese dietario damasquino, Damasco suite, somos imágenes (2011). Somos imágenes, para a continuación rectificar en su Cuaderno del nómada, donde contaba –según relata Antonio Lucas– “que sin palabras no habría sabido vivir. Sin pintura, quizá. Pero no sin palabras”. Incluso un cierre más, en una hipotética despedida.  “La poesía es más importante que el diseño. Estarás de acuerdo conmigo”.


[1] Existe, bajo el mismo nombre, la publicación de los materiales de la exposición en Gustavo Gili. También la revista Comunicación XXI, dedicó un número al debate de la Bienal.

Europa

Publicado el 14 de febrero de 2020 en La Tribuna de Ciudad Real

Dice mi hermano, el poeta Dionisio Cañas, en uno de sus libros La muerte de Europa, que «Europa se pudre de melancolía». Aunque se refiere, sobre todo, a cómo se olvida el humanismo, y se pierde muchas veces en el mercantilismo y el egoísmo de algunos de sus miembros, no dando la respuesta que debe dar a muchos problemas como la inmigración o el hambre allende sus fronteras. Unos desean su desaparición como bloque de influencia en el mundo, me refiero a Rusia o China. Otros, como EEUU, desde un sentimiento cultural del individualismo y el liberalismo económico, no les gusta nuestro modelo porque, mientras aquí el Estado de bienestar ha creado un nivel de justicia social alto, allí hay gente que muere o no es bien atendida porque su seguro no cubre su enfermedad.
La tres grandes columnas de la Unión Europea son, y así se solidificó en Maastricht, la económica, la social y la institucional. Mayor poder a las instituciones democráticas y mayor igualdad social son los grandes retos. Y en lo institucional, sobre todo, una voz única en el mundo.
Los personalismos de los presidentes, por ejemplo Macron, ahogan la voz de Europa. La mandan a un segundo plano. Se ve, por ejemplo, en la crisis con Rusia, que puede avanzar con la invasión de Ucrania. Mientras, Borrell, el jefe de la diplomacia europea, está escondido detrás de las cortinas, el presidente francés sigue en el fondo la estrategia de Putin, que no es otra que debilitar a Europa dividiéndola, atendiendo más a países que a la institución comunitaria, ya que la debilidad de Europa facilita su obsesión de ser un bloque de poder mundial, a pesar del nepotismo y la pobreza que reina en su país.
A los demás les interesa que Europa sea muchas voces, y a los europeos nos interesa que sea solo una. Es el momento de avanzar en lo social y lo institucional tanto como en lo económico, y que sobre todo la nuestra sea una sola voz, porque si no somos capaces de defender nuestra forma de vida caeremos en la influencia de cualquiera de los otros tres bloques en los que la democracia o la justicia social dejan mucho que desear.
La estrategia de Vladimir Putin es ningunear a las instituciones comunitarias. El verdadero enemigo de Rusia es el modelo europeo. Es un mal ejemplo para su pueblo empobrecido, un escaparate que muestra que otro mundo más justo es posible.