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Categoría: General

Jano, el dios de las dos caras

Publicado el 26 de enero de 2023 en el Decano de Guadalajara

Por Antonio Marco

El final de un año y el comienzo de otro, el final del ciclo astronómico anual, es un buen momento para hacer balance de lo ocurrido en el que acaba y hacer alguna prospección o provisión de lo que puede venir en el futuro. El mes de Enero recibe el nombre del mes latino “Ianuarius”, que a su vez lo recibe del dios Ianus (Jano). Al dios de las entradas y las salidas, al dios de las puertas (en latín “ianua”) se lo representa como un busto de dos caras, bifronte, una mirando al pasado y otra al futuro que empieza.

No sabemos con precisión qué capacidad de recuerdo y de proyección en el futuro tienen los animales en general; alguna protomemoria y protoproyección parecen tener, pero muy escasas y limitadas en comparación con el hombre. Probablemente estas dos capacidades, junto con el lenguaje al que van unidas, son las más específicas y diferenciales del ser humano.

Pues bien, como animal humano que vive en sociedad, yo también hice mi balance más o menos formalizado y exteriorizado del año 2022 y mi proyección de futuro en forma de deseos para 2023, más allá de los rituales deseos de felices fiestas y próspero año.

Al margen de las cuestiones estrictamente personales, en 2022 ocurrieron algunas cosas buenas y otras no tanto en nuestra sociedad, por hablar eufemísticamente. El repaso de los hechos puede ser interminable y agotador, pero lo más desalentador es que ha pasado un mes y todo sigue igual. Es cierto que 30 días no son demasiados para hacer una evaluación correcta y una proyección de futuro acertada, pero todos los datos indican que las cosas siguen igual, si no peor, excepto afortunadamente la covid en Europa, aunque en la China de los mil quinientos millones de habitantes todo lo contrario, las muertes se han disparado tan pronto han aflojado un poco las medidas de aislamiento de una población escasamente vacunada. Y a pesar de ello  persisten algunos extravagantes negacionistas de la eficacia de las vacunas instalados en la confabulación mundial y en la ira.

Tampoco acabamos con una inflación y subida de los precios que los no economistas no logramos comprender pero que los técnicos en la economía y sus leyes tampoco son capaces de explicar, probablemente tampoco de entender ellos; en todo caso  la inflación no alcanzó los niveles altos de los agoreros de la desgracia total permanente, pero sigue pendiente de un hilo sobre nuestras cabezas, cual espada de Damocles, a pesar de los esfuerzos y éxitos parciales positivos del gobierno; especialmente preocupante es la subida escandalosa de los  precios de los alimentos, que no se frenan, a pesar de la reducción del IVA de los básicos, decisión gubernamental burlada con toda caradura, ojalá no sin castigo, por algunos grandes comercios.

Siguen aumentando las diferencias en el reparto social de la riqueza general en todo el mundo, es más, el impulso consumista navideño en realidad hace más pobres a los pobres y más ricos a los ricos, y todo ello entre deseos de amor, paz y felicidad. ¡Qué hermosa contradicción!

Aumenta la crispación y tensión sociales, fruto de las múltiples desigualdades económicas y culturales. De manera especial las generaciones más jóvenes no tienen ninguna señal positiva de que las cosas van a cambiar estructuralmente a mejor, más allá de algunos cuidados paliativos.

La violencia machista que asesina mujeres acabó el año con cifras escandalosas que nos avergüenzan como sociedad, pero ha comenzado el actual como finalizó el precedente. Mejoran sin duda las medidas de protección de las mujeres,  pero resultan insuficientes y por eso es necesaria la colaboración activa de toda la sociedad para acabar con un comportamiento machista enquistado en nuestra sociedad patriarcal desde la noche de los tiempos.

Derechos y servicios esenciales como la educación y sanidad aumentan la desigualdad de los ciudadanos en vez de reducirla, porque se extiende su privatización en la medida en que se cuestiona y minora la gestión pública, de manera especial en algunas regiones autónomas de nuestro país. Comienza ya a ser evidente la conformación de una red de servicios esenciales para ciudadanos ricos y otra para pobres. Si este proceso no se frena estaremos ante el principal fracaso de nuestra sociedad formalmente democrática pero realmente injusta en el reparto de los todos los bienes.

La guerra de Ucrania, impensable hace unos años después de las terribles experiencias del siglo pasado, parecía que podría detener su destrucción al amparo de una tregua navideña anunciada por los dos contendientes, pero violada por ambos a las pocas horas de anunciarse.  Esta guerra, como todas, debería acabar de inmediato con un acuerdo mínimo que, aunque no satisfaga a ninguna de las dos partes por completo, pare la destrucción y el sufrimiento.  Si algún estratega y responsable europeo o americano piensa que es el momento de asestar un duro golpe a la Rusia postsoviética debilitada, creo que es víctima de una ilusión que no será realidad, pero que elevará el tono y el escenario de la confrontación muy peligrosamente. Esa guerra afecta realmente a toda Europa y puede convertirse en un conflicto mundial, esta vez nuclear. Esta posibilidad, real, no puede minimizarse. Europa occidental se siente amenazada y por eso ayuda realmente a Ucrania contra Rusia, que también a su vez se siente amenazada. Es el perfecto caldo de cultivo en ebullición aumentando su temperatura y presión sin necesidad de ninguna ilusión maximalista añadida.

Y sigue elevándose la crispación política, que no solo no acabó al amparo de las retóricas felicitaciones de Navidad, sino que, alimentada por partidos políticos en permanente competición electoral, sigue in crescendo, a velocidad probablemente incontrolable en los próximos meses a la vista de las ya próximas confrontaciones electorales de primavera y otoño.  La vida política se crispó y tensionó excesiva e interesadamente a principios de la legislatura desde el momento en que las fuerzas de la oposición cuestionaron la legitimidad de un gobierno elegido según las leyes democráticas; aumentó la confrontación con la aparición de fuerzas de ultraderecha y populismos con capacidad para influir en los gobiernos, como ha ocurrido en varios países europeos, también en España, mientras la socialdemocracia  no recupera el espacio más justo que no hace tanto tiempo tuvo. En nuestro país producen especial preocupación y temor propuestas de revisión de derechos fundamentales que creíamos adquiridos para siempre, como el del aborto en las condiciones legales establecidas, cuando el vicepresidente de ultraderecha del gobierno conservador de Castilla y León propone una medida tan carente de toda sensibilidad como la de intentar obligar a la mujer que ha decidido interrumpir legalmente su embarazo a escuchar los latidos del feto. Les parecerá a estos energúmenos poco el trauma y sufrimiento que esa mujer lleva consigo… Afortunadamente esta propuesta parece estar conjurada. ¿Definitivamente? No. Observemos lo que pasa en Hungría, de donde la han copiado.

Crispación también y tensión crea en la sociedad española la realidad bien presente de los nacionalismos periféricos, especialmente el catalán que buscó la confrontación directa con el resto de España. Su intensidad ha bajado sin duda en la legislatura actual, aunque a un precio enorme para el Partido Socialista de Pedro Sánchez, que gobierna, cuyas propuestas e intentos de solución política y no judicial para un asunto enquistado ni siquiera son comprendidas por la totalidad de los socialistas, que consideran que algunas de las medidas no castigan suficientemente la deslealtad y los delitos cometidos por nacionalistas en el fondo radicales y fanáticos.  Para quienes creemos en la radical igualdad de todos los seres humanos la cuestión de fondo en este tema es si se puede ser nacionalista racional y no fanático, si se puede ser defensor racional de una presunta identidad opuesta a los otros nunca realmente justificada, si se puede ser defensor racional de un complejo sentimiento de la diferencia con quienes en realidad se ha compartido y se comparte casi todo, la esencia, si tal cosa existe más allá de la pura abstracción, y la historia, la de los hechos centenarios e incluso milenarios. Creo que no es posible ser nacionalista desde la pura racionalidad. Todo esto, además, aparece trufado de mil intereses mezquinos que envenenan una convivencia que podría ser más feliz o al menos más pacífica.

Todo ello explica la aparición en los últimos meses de numerosos libros de historia y obras de reflexión y pensamiento sobre la desigualdad, el odio social y la crispación y los efectos terribles e indeseables de un capitalismo sin alma y voraz cuyo único objetivo es multiplicar la ganancia y el enriquecimiento de unos pocos a costa de unos muchos. Y así hasta que la tensión sea insoportable y estalle la olla social y comience otro ciclo de esperanza desesperada. Es el mito del eterno retorno, que ya hemos vivido quienes tenemos alguna edad, pero que no por eso renunciamos, desde luego, a esperar que alguna vez cese tanto despropósito, porque las cosas podrían ser de otra manera si la mayoría de ciudadanos quisiéramos coincidir en lo esencial, en lo importante.

Antonio Marco es catedrático de Latín jubilado y expresidente de las Cortes de Castilla-La Mancha.

En el quinto centenario del Conde del Cid

Por Antonio Herrera Casado

Publicado en «Los Escritos de Herrera Casado» el 5 de enero de 2023.

Comienzo mis trabajos de 2023 con la memoria de un personaje muy de nuestra tierra, el primogénito del Cardenal Mendoza, don Rodrigo [Díaz de Vivar] y Mendoza, al que su padre transmitió los valores del Renacimiento, del estudio, del amor a las bellas artes, y a la guerra.

Este año 2023 va a tener algunos aniversarios para recordar en nuestra tierra. El primero de ellos es el quinto centenario de la muerte de don Rodrigo Díaz de Vivar, que fue un destacado Hombre del Renacimiento, y que se distinguió por su protagonismo en guerras y en artes, en lecturas y batallas, en erector de palacios y en órdenes de gobernación.

Nacido hacia 1463, muy posiblemente en el castillo [viejo] de Manzanares, donde el Cardenal Mendoza dejó retirada de la corte a su amante, Mencía de Castro, para que diera a luz en la tranquilidad y la discreción que los tiempos imponían. El padre, ya alzado como jefe de la casa de Mendoza tras la muerte de su padre Íñigo, el primer marqués de Santillana, estaba iniciando su carrera de eclesiástico, y había sido nombrado obispo de Calahorra. Con 35 años a sus espaldas, iniciaba su carrera de hombre de estado. La madre, una bella dama de compañía de la reina Isabel [de Portugal] llegó a España cuando las bodas de su señora con el rey Juan II de Castilla.

Este fue el mayor de “los bellos pecados del cardenal”, a quienes el pontífice Inocencio VIII legitimó. En las Genealogías de la casa de Mendoza se dice que fue “uno de los de maior valor y mas hermosa disposicion corporal […]”, y en una nota al margen se añade lo que Fernan Mexía, veinticuatro de Jaén, dice del marqués: “Fue mui hermoso cavallero asaz grande de cuerpo, bien compasado y de fuertes miembros, el rostro feroz, de hartas carnes, valiente y esforzado, diestro en toda manera de armas; presciábase de tener mucha comparsa y de que fuesen los suios valientes y esforzados; partia con ellos francamente y galardonaba bien los servicios que le façian. Fue rico y gran señor, tenia fama de mucha moneda, despendíala sin dolerse de ella, era muy quisto y amado de la gente comun de Valencia donde él mas acostumbraba estar y adonde acabó sus dias […]”. En sus Batallas y Quinquágenas, Fernández de Oviedo plantea la primera biografía, aunque muy sucinta, del marqués del Zenete, describiéndolo físicamente y alabándole como gran humanista y hombre de armas. En ella dice que don Rodrigo “fue uno de los mas gentiles hombres de disposicion de su persona que en su tiempo obo en España y de mejor graçia en qualquiera cosa que competiese de pié o de cavallo y que mejor y mas agraçiadamente se vestia, excelente latino y de fino, sotil y presto ingenio. Afable y muy enseñado en todas armas, muy animoso y valiente cavallero”.

De este personaje, que en su tiempo fue admirado, y con el que hubo que contar en las tramas de la política castellana durante el reinado de los Reyes Católicos y finalmente en los inicios del de su nieto el Emperador Carlos, puede resumirse su vida, como lo hice en la ficha que la Real Academia de la Historia me encargó para su Diccionario Biográfico Español, con medidas palabras. Porque dio para mucho lo que en su vida, que no duró más de 60 años, hizo y fraguó. Se educó en la Corte del infante Juan, aprendiendo allí sus primeras letras y dando muestras de ser aficionado y perito en música. También desde muy joven manifestó su carácter violento, agresivo, hiriendo a algunos artesanos o comerciantes proveedores, o incluso mandando asesinar a Jerónimo de Deza. Aunque dado lo violento de los tiempos en que vivía, él mismo tuvo que defenderse del intento de asesinato en Coca que los familiares de su segunda mujer le prepararon. Como se ve, todo muy adecuado para sacarle, ahora en su quinto centenario, en alguna serie televisiva de esas que hacen con cualquier soso personaje americano, olvidando los fuertes caracteres, y los episodios de honda emoción, que guarda nuestra historia.

Ya legitimado por el Papa, su padre instituyó para él un mayorazgo en 1488. Durante unos años tuvo el cargo de canciller mayor del Sello de la Poridad. Finalmente, en 1492, los Católicos Monarcas de la España unida le conceden los títulos de marqués del Zenete y conde del Cid. Con el primero, se añaden en señorío las villas que forman el estado granadino: La Calahorra, Jerez del Marquesado, Alquite, Lanteira, Aldeira, Ferreira, Dólar, Huéneja y los palacios de Don Nuño, en Granada. Y con el segundo, la villa y castillo de Jadraque, junto al río Henares, más todo su territorio en torno, formado por numerosas villas, así como las casas mayores del cardenal en la ciudad de Guadalajara.

Sabemos que don Rodrigo amó y consideró cordialmente su tierra alcarreña. El castillo de Jadraque, bastión guerrero desde los tiempos de la reconquista, fue transformado por él en palacio del Renacimiento, del que también poco ha quedado, vencido de los siglos y la incuria.

Viajó a Italia, entre 1499 y 1500, poco después de haber muerto su padre y estar en posesión de la gran fortuna legada. En ese viaje, que partiendo de Valencia le llevó primeramente a Nápoles, visitando posteriormente Roma, Milán y Génova, para desde allí regresar a España, tomó contacto con la cultura del Renacimiento italiano, declarándose ferviente admirador y ejecutor de su estilo y formas de vida. Admiró el arte y la arquitectura que se realizaban a la sazón en la península itálica, y allí contrató proyectos, materiales, arquitectos, plateros y todo lo que se necesitaba para dar vida al proyecto del gran palacio que deseaba tener en el centro de su estado del Zenete, en La Calahorra (Granada). Pero también contactó con artistas y contrató obras para la cabeza de su estado “del Cid”, en Jadraque.

Tras su regreso, viajó por España, pasando por Valencia, a visitar sus estados; por Jadraque, para lo mismo; por Medina del Campo y Coca, donde ocurre todo lo concerniente a su segundo matrimonio. Gracias al Memorial de Cuentas del marqués, publicado por Falomir Faus, puede concretarse el itinerario de Rodrigo de Mendoza por España en los años de su más activa creatividad, y por Italia, tanto en 1499-1500, como en su segundo viaje entre 1504 y 1506.

Al mismo tiempo, en ese documento se demuestra, con gran minuciosidad, la suntuosidad del modo de vida que llevaba Rodrigo. En sus continuos viajes, en sus estancias en Jadraque, Valencia y La Calahorra, estuvo siempre rodeado de tapices, muebles, vajillas, reposteros, cuadros y joyas. Fue un señor del Renacimiento, que formó una gran biblioteca, aunque heredada de su padre el cardenal Mendoza.

Casó el 8 de abril de 1493 con la hija (única) del duque de Medinaceli, que murió muy joven, en 1497, al igual que el hijo único que con ella tuvo. Formado exclusivamente para el ejercicio militar, desde muy joven participó en batallas de la guerra de Granada, y tras quedar viudo, y en su periplo italiano, participó en acciones guerreras, apoyando las campañas de los Reyes Católicos en el norte de la península latina.

Aunque el pontífice Alejandro Borgia trató de casarle con su hija Lucrecia, viuda entonces del duque de Bisceglia, no cuajó el intento al quedar Rodrigo enamorado de María de Fonseca y Toledo, sobrina-nieta del que fuera arzobispo de Sevilla, y señor de Coca y Alaejos, consumando su casorio el 30 de junio de 1502, aun en contra de la voluntad de la familia de la novia. Tras diversos lances casi novelescos, los esposos consiguieron tranquilidad y estabilidad, residiendo varios años mientras gobernaban su estado del condado del Cid, en tierras del Henares, en Guadalajara, desde su castillo-palacio de Jadraque.

Es muy larga e interesante la historia de don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza. En este breve apunte solo quiero recordar la ocasión de su quinto centenario, pero seguro que a lo largo del año volveré a rememorar algunos detalles asombrosos de su vida. Tras muchos avatares, viajes y acciones, Rodrigo y su familia pasaron a vivir a Valencia, donde le sorprendió el levantamiento de las Germanías. Como en la ocasión era virrey de Valencia su hermano menor Diego de Mendoza, conde de Mélito, y siendo sus tropas acorraladas por los revoltosos en Játiva, Rodrigo acudió a resolver la situación, destacando nuevamente por su valor y táctica militar, consiguiendo reducir la revuelta tras la derrota de los sublevados, con su cabecilla Vicente Peris al frente. Poco después de estos sucesos, y quizás del disgusto y susto pasados por ellos, falleció su esposa María de Fonseca, el 16 de agosto de 1521. Don Rodrigo murió en Valencia, el 22 de febrero de 1523, alrededor de los sesenta años de su edad; sus restos se depositaron en el mausoleo de mármol de Carrara, labrado en Génova, que ellos encargaron previamente y que hoy se ve en la capilla llamada “de los Reyes” en el antiguo convento de Santo Domingo de la ciudad de Valencia.

Entrevista TV Javier Ulises Illán – Otras Miradas – RTVD

Javier Ulises Illán, director de orquesta. Celia Marqués, presentadora y directora de «Otras miradas». Una mirada al mundo de la cultura contada por sus protagonistas. «Otras miradas» es un programa dirigido por Celia Marqués que nos muestra la actualidad cultural. En este programa se descubren las claves del disco «The Royal Chapel of Madrid. Sacred Music after the Great Fire of 1734», con música de los Archivos del Palacio Real y de la música de la corte española en el siglo XVIII. Un Cd grabado por Nereydas con la soprano María Espada y la dirección de Javier Ulises Illán. También el director toledano nos cuentas los hitos de su año 2022 con Nereydas y nos devela alguno de sus proyectos para 2023. www.rtvd.org #RTVDToledo Toledo. Diciembre de 2022. Canal Diocesano. www.nereydas.com

De Alicante, con apellidos extranjeros

Por Félix Pillet Capdepón

Publicado en «Información.es» el 29 de diciembre de 2022

Existen ciudades que se han caracterizado por ser las más visitadas, o bien las que han sido un destino mayoritario para vivir, dado su buen clima. Un ejemplo entre otras muchas es Alicante, que desde siempre ha venido sumando inmigrantes nacionales y extranjeros. La crónica alicantina de Viravens (1876) señalaba que tanto las guerras de Sucesión como de Independencia pusieron a la ciudad en contacto con el extranjero, mostrando el interés que ofrecía, dado el fácil acceso a la urbe mediterránea. Una obra colectiva sobre la Historia de Alicante escrita con motivo del Quinto Centenario de la Ciudad (1490-1990) venía a manifestar que desde los años sesenta del siglo XVIII la presencia extranjera fue muy destacada, como así lo atestiguaba el catedrático de Historia Contemporánea Enrique Giménez: “Una ciudad portuaria como Alicante, en la que residía una importante colonia extranjera, contaba con una peculiar organización mercantil”. Otros textos de la misma obra venían a añadir que desde mediados del siglo XIX la ciudad ofrecía una amplia presencia extranjera, formando parte de la burguesía más característica y reconocida, tanto financiera, como comercial y de negocios, fuertemente vinculada a la burguesía agraria. Eran ejemplo de ello distintas familias: Die, Leach, Maissonnave, O´Conor, etc.

A esta relación se unen mis apellidos, pues mientras los de mi padre son: Pillet (Lyon, Francia) y Domañski (Varsovia, Polonia); los de mi madre: Capdepón (Oloron de Saint Marie, Francia) e Icabalceta (Mañaria, Vizcaya). Los Pillet representaban la burguesía comercial; los Capdepón, la agricultura de regadío y un ministro liberal del XIX; los Domañski, la vieja nobleza polaca y militares de alta graduación; y los Icabalceta, la administración.

Comenzamos por la parte paterna: los Pillet. Mi bisabuelo Julio Pillet Blanc nació en Lyon (1835), llegó a España en 1855, combinó sus negocios de plomo con su trabajo como administrador en la compañía ferroviaria MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) hasta que por fin llegó a Alicante (1877), donde sus hijos combinaron el plomo con otros elementos de construcción (fábrica de espejos, etc.), una empresa situada en la calle San Fernando, la misma calle donde residíamos en un edificio familiar con balcones a la Explanada de Alicante. Nos centraremos ahora en los Domañski, familia polaca perteneciente a la nobleza: Domañski Larissa. Mi tatarabuelo Alberto Domañski Zaborowski (o Saboroski), nacido en Varsovia (1778), llegó a España con las tropas de Napoleón y volvería a nuestro país una vez restablecida la situación. Por ser hijo de madre rusa, fue designado Cónsul de Rusia en Alicante. Mi bisabuelo, Miguel Domañski Mayor, nacido en Alicante (1813), fue Guardia de Corps, cuando reinaba Isabel II. Su primer destino fue Madrid, en el Palacio Real, jóvenes éstos muy del agrado de la Reina… Y después entró a formar parte del Real Cuerpo de Carabineros, donde llegaría a teniente coronel. Fue alcalde de Alicante durante unos meses (1874), y durante los cuatro años siguientes Diputado Provincial por los distritos electorales de Villajoyosa y de Callosa de Ensarriá en representación del Partido Liberal. Mi abuela, Margarita Domañski se casó con Félix Pillet Lecoeur, de origen francés por ambos apellidos.

Respecto a la parte materna: los Capdepón. Nuestro primer antepasado, Juan Pedro de Capdepón, abandonaría la ciudad meridional francesa de Oloron de Sainte Marie para dirigirse hacia la Vega Baja del Segura en la provincia de Murcia. Nuestro abuelo Federico Capdepón, finalizando el siglo XIX, acompañó a su tío Trinitario Ruiz Capdepón por los distintos ministerios. Trinitario (Orihuela, 1836) perteneció al Partido Liberal, fue gobernador del Banco de España, vicepresidente del Congreso y senador vitalicio, así como ministro con Sagasta en cinco ocasiones: Gobernación, Ultramar, y Gracia y Justicia entre 1880 y 1894; firmó la ley del Sufragio Universal de 1890. Federico, mi abuelo materno, se casó con María Icabalceta en Murcia y luego se trasladaron a Alicante.

Este recorrido, hace que tengamos un pasado lejano francés y polaco, sobre todo hasta comienzos de la segunda parte del siglo XIX, que es cuando terminaron de llegar a Alicante mis ancestros, aspectos que fueron analizados, entre otros aspectos, en nuestra mixtura literaria: Autografía (2019).

Fronteras de odio y codicia

Por Antonio Marco

Publicado en El Decano de Guadalajara el 28 de diciembre de 2022

Fronteras de odio y codicia es el título del último libro que ha publicado Ángel Abós Santabárbara, doctor en Historia y Catedrático, ya jubilado, del Instituto Antonio Buero Vallejo de Guadalajara y profesor asociado de la Universidad de Alcalá. Con Ángel me unen muchos años de compañeros en el mismo Instituto y en algunas funciones de la Administración y también me une una larga amistad desde que coincidimos a finales de los años 70 y publicamos conjuntamente ya en 1983 la obra Diccionario de términos básicos para la historia (Alhambra 1983).

 

Ángel Abós es un sólido y serio historiador, nacido en Alagón (Zaragoza) pero asentado en Guadalajara desde hace 43 años. Ha publicado media docena de obras importantes de entre las que destaco, además del citado Diccionario… , La Historia que nos enseñaron, obra muy bien valorada y muy citada sobre la enseñanza (y manipulación) de la Historia durante la dictadura franquista y La desamortización De Mendizabal a Madoz. Modernidad y despojo.

 

Abós, absolutamente honrado en su trabajo inagotable, se siente, como él mismo dice, libre de “cualquier condicionante o sesgo, dando prioridad a los hechos”.  Se siente también obligado, como extraordinario docente que es, a abordar con seriedad y rigor la historia de nuestro país, especialmente la más cercana y contemporánea, para revelar a los jóvenes estudiantes y al público en general las causas reales, algunas incomprensible y deliberadamente ocultas, de la situación actual, que se hunden en el substrato de los cinco siglos pasados de la Edad Moderna y de la Edad Contemporánea, sobre todo en los siglos XIX y XX. Como se dice en la contraportada del libro “Una serie de circunstancias han hecho que el pueblo español sea un gran desconocedor de su propia historia, adulterada y silenciada en numerosas ocasiones… La parte más oscura y desconocida de nuestro pasado, aquella que a lo largo de quinientos años generó fratricidas guerras, odios sociales y religiosos en sintonía con una codicia sin límites…

 

Con absoluto rigor y encomiable valentía pone ante la mirada y comprensión del lector dos de los factores esenciales que desde hace quinientos años vienen definiendo nuestro pasado próximo como país y siguen marcando nuestro presente tan problemático en aspectos esenciales. Esos dos factores son en síntesis el odio entre grupos de diversa consideración, no solo de las clásicas clases sociales, y la codicia de algunos estamentos o grupos que, con absoluta insolidaridad y falta de sentido de estado colectivo, solo han procurado enriquecerse a costa del resto de ciudadanos.

 

Arranca con la expulsión de los judíos, buen ejemplo de odio y codicia hacia estos chivos expiatorios de los males del momento, y va pasando revista a numerosos episodios y hechos a lo largo de quinientos años: la Inquisición y la persecución del hereje, la exigencia de los estatutos de limpieza de sangre, la situación de práctica esclavitud de los payeses de remensa catalanes, el impacto del descubrimiento y conquista de América con fabulosas oportunidades de enriquecimiento, la carencia de una moderna y eficaz vertebración del gran imperio de los Austrias, los problemas eternos de un campesinado empobrecido e inculto, la omnipresencia del espíritu de la Reforma tridentina, la llegada de los Borbones, unas desamortizaciones que esquilman a campesinos y expolian a las villas y pueblos en beneficio de una aristocracia egoísta, la resistencia del Antiguo Régimen y la oposición de la Iglesia Católica a todo intento de modernización, generándose grandes odios, la generación y mantenimiento de privilegios en el País Vasco y Navarra o el proteccionismo que privilegia a determinadas regiones, como de manera muy notable ocurre con Cataluña, etc etc. etc. Un estudio especial, por su profundidad y espacio, es el dedicado al siglo XX:  Segunda República, Guerra Civil, dictadura franquista, hasta desembocar en dos de los problemas actuales que en gran medida determinan y condicionan la realidad de la convivencia del pueblo español actual: los nacionalismos vasco y catalán.

 

En este libro encontrarán los lectores actuales la explicación del proceso de génesis y desarrollo de estos nacionalismos periféricos y también de una cruel dictadura que durante cuatro décadas negó al pueblo español el desarrollo y convivencia en libertad. Es, pues, un libro de obligada lectura para todos cuantos se interesan por la realidad social y política de la España actual, muchos de los cuales se acaloran a veces en absurdas discusiones sin suficiente conocimiento ni de la realidad ni de las causas que la han generado.

 

En el proceso de generación del libro, Ángel Abós  resulta absolutamente magistral en la selección de numerosos y precisos textos documentales, breves, que obligan al lector con su inmediato y fuerte impacto a comprender lo que parecería necesitado de una compleja y larga explicación.

 

Ojalá esta obra consiga el objetivo que Ángel Abós se propone en la misma presentación inicial: “Su finalidad última es que el conocimiento del pasado ayude a terminar con los estériles odios y la codicia se atempere dando paso a la tolerancia y a la solidaridad entre personas y pueblos”. No es el actual el peor momento de nuestra historia, desde luego, pero cuán necesitados seguimos estando de que ese objetivo y finalidad se cumpla y se frene radicalmente el tortuoso camino por el que algunos irresponsables desean que transitemos. Por eso, sean bienvenidas obras como la presente, fruto del trabajo incansable de un serio historiador, comprometido a machamartillo con la verdad y la educación de la sociedad en la que vive, porque obras sobre nuestro pasado hay infinitas, pero rigurosas y serias, deudoras de la verdad y con un noble objetivo no son todas ni mucho menos. Hay mucho pseudohistoriador al servicio y encargo de nacionalismos y grupos sociales diversos. Ese no es el carácter de la obra de Ángel Abós.

 

ABÓS SANTABÁRBARA, ÁNGEL: Fronteras de odio y codicia. Editorial Club Universitario, noviembre 2022.

Elisa Belmonte Useros: “Es una obligación de los españoles difundir nuestra música”

Entrevista a Elisa Belmonte concedida al Grupo Multimedia de Comunicación ‘La Cerca’

Imagen: Elisa Belmonte en el acto de recepción de los Príncipes de Asturias a la ciudad de Albacete con motivo del III Centenario de la Confirmación de la Feria

Publicado en La Cerca el 19 de diciembre de 2022

A través de una entrevista concedida al Grupo Multimedia de Comunicación ‘La Cerca’, repasamos la trayectoria profesional y personal de Elisa Belmonte Useros, soprano, pedagoga, Doctora en Ciencias Médicas y Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, además de gran embajadora de España y Albacete en el mundo.

Elisa Belmonte nos recibe en el Museo de Cerámica Nacional ubicado en Chinchilla de Montearagón (Albacete), muy vinculado a su historia familiar. Este espacio, que alberga auténticas joyas de cerámica elaboradas en distintos puntos del país, fue inaugurado en 1980 por sus padres, Manuel Belmonte y Carmina Useros.

Orgullosa de mantener este legado por el que tanto lucharon sus padres, Elisa nos cuenta que este Museo, que cumplirá 43 años de vida en 2023, “es único en España y en el mundo”. Su intención es preservar y conservar este espacio que está articulado en seis salas donde se distribuyen más de 2.000 piezas procedentes de todos los alfares del país y de diferentes épocas entre las que se incluyen lebrillos, platos, tinajas, botijos, jarras, cuerveras, pucheros, y otras muchas más que suponen un gran atractivo entre la multitud de visitantes que esta galería recibe a lo largo del año y que ayuda a impulsar el turismo de la provincia de Albacete y, en especial, de Chinchilla de Montearagón.

La vida de Elisa Belmonte está cargada de vivencias. Desde su niñez, en una casa abierta a las personalidades artísticas y culturales de la época, recuerda multitud de momentos junto a sus cuatro hermanos y sus padres, un matrimonio que compartía la inquietud por la cultura de su tierra y que tanto significó para la provincia de Albacete.

“Mi madre y mi padre formaban un tándem impresionante. Mi madre era una mujer muy brillante que tenía mucha luz, muy positiva…Cuando estoy negativa pienso en ella y en lo positiva que era en todo, tenía mucho tesón y era muy trabajadora y por eso pudo conseguir muchas de las cosas que se propuso, incluso el Museo de Cerámica Nacional, los libros de cocina, fue la primera mujer en Castilla-La Mancha que publicó un libro declarado de Interés Turístico Nacional y la primera mujer que perteneció a la Academia de Gastronomía de Castilla-La Mancha…Como madre era genial, he guisado y cocinado muchísimo con ella y hemos compartido momentos maravillosos”, recuerda.

Además, su familia fue fundamental en sus inicios en el mundo de la música y de la canción. “Nunca llegamos a pensar que yo iba a ser una cantante profesional…el canto normalmente no lo eliges tú sino que te elige a ti. Yo canté por primera vez en mi Comunión con 6 años, luego empecé a tocar la guitarra y, en un coro de Valencia, fue cuando el director me dijo que tenía que estudiar canto, pero yo estudiaba Pedagogía y pensaba que la Pedagogía y la Psicología iba a ser mi campo, y de hecho lo ha sido porque he tenido una consulta de voz durante muchos años. Después di el salto a Madrid y fue cuando comencé a abrirme camino como cantante profesional”.

Admite que el dedicarse profesionalmente al mundo del arte era (y sigue siendo) complicado, y más si cabe en una ciudad como Albacete y una región como Castilla-La Mancha que por aquel entonces no contaban con tradición musical. “En toda Castilla-La Mancha no había ningún teatro que tuviera una temporada de ópera. No es lo mismo si eres de Oviedo, que está el teatro Campoamor, o si eres de Madrid o Sevilla, con el Teatro de la Maestranza. Había ciudades con una tradición operística muy importante pero Albacete no la tenía y era muy complicado. Además, como en todos los trabajos en los que hay que mostrarse, hay competitividad y el mundo del arte es siempre muy complicado”.

Sin embargo, Elisa Belmonte ha logrado llegar a lo más alto, actuando en los mejores y más importantes escenarios del mundo.

Recuerda de manera especial la primera vez que se subió a un escenario para cantar como cantante lírica. “Fue en 1983, en el Teatro Circo de Albacete, estrenando unos villancicos del Padre Josico con la Banda de Música Municipal…Albacete me ha tratado con muchísimo cariño, con mucha respuesta, pero han sido pocas las veces que he actuado aquí en los últimos 20 años, han sido muchas más en el extranjero o en Madrid. Siempre me encanta poder cantar en mi tierra, me gusta, pero las circunstancias no se han dado…Lo que más echo de menos es no haber representado “La Rosa del Azafrán” en Albacete”.

En los años 90, llegaron los momentos más importantes de su trayectoria profesional pisando escenarios de todo el mundo, siendo la música española fundamental en su repertorio. En Zarzuela ha protagonizado Luisa Fernanda, Los Gavilanes, La Verbena de la Paloma, La Gran Vía, El Dúo de la Africana, La del Soto del Parral, La del Manojo de Rosas, Adiós a la Bohemia, Gigantes y Cabezudos y, especialmente, La Rosa del Azafrán. Y en Ópera ha cantado La Bohème (Mimí), Turandot (Líu), La Traviata (Violeta), Carmen (Micaela), IlTrovatore (Leonora) Tosca (F. Tosca) y Don Giovanni (Dª Anna) y (D. Elvira) y Elisabetta de D. Carlo de Verdi (Festival de Klosterneuburg).

También ha estrenado obras en el Palau de la Música (Valencia), Filarmónica (Málaga), Teatro Monumental, Reina Sofía, Museo Thyssen Bornemisza, y Festivales Internacionales en Austria, Italia, Francia, Canadá, Filipinas y América del Sur.

Como momentos destacables en su carrera, Elisa Belmonte destaca sus actuaciones en la Asamblea General de la UNESCO (París), en el Palacio de las Asambleas de Naciones Unidas, O.N.U. (Ginebra), en el Carnegie Hall (Nueva York) o en la inauguración de la Bienal de Venecia. “Son cosas emocionantes, el corazón te va muy rápido…”, señala.

De forma especial recuerda su actuación en el acto de celebración del Día de Castilla-La Mancha y en el acto de investidura del cineasta manchego Pedro Almodóvar como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Castilla-La Mancha. Aunque también señala que “me ha emocionado mucho cantar en pueblos pequeños de Albacete en los que había gente que era la primera vez en su vida que escuchaba ópera en directo, eso es una emoción tremenda”.

Otro momento destacado en la vida de Elisa Belmonte fue su participación en la película “Amanece que no es poco”, de José Luis Cuerda, donde interpretó el papel de soprano en la escena de la taberna.

“Estaba debutando en zarzuela en Guatemala cuando recibí una llamada que me decía que quería que participara en la película…Me dijeron que cantara ópera clásica, aunque yo me había preparado canciones más de taberna…Lo grabamos al volver de Centro América y fue muy divertido…Cuando se estrenó “Amanece que no es poco”, la gente se quedó muy fría y en Albacete fue como si nos echaran un jarro de agua fría ya que no se entendió ese surrealismo de la película. Después hemos visto que es una película de culto y considerada como una de las diez mejores de la historia del cine español. También participé en “Tiempo después”, la última película de José Luis Cuerda cantando en la barbería donde está Arturo Vals, en una escena que me hizo grabarla a las 9 de la mañana, a pelo, sin orquesta, pero fue muy divertido, y José Luis era un personaje único, estar ahí fue para mí un lujo”, recuerda.

Elisa Belmonte ha grabado diversos discos de ópera y zarzuela “Chueca Escolanía Escorial”, y de música y poesía, “Paseo por la Poesía I, de Garcilaso a Rafael Alberti”, y “Paseo por la Poesía II, Entre Cervantes, Lorca y Machado”.

“Desde pequeña escuchaba mucho leer poesía porque mi madre hacía encuentros en casa recitando poesía, se hacía también teatro… Tuve unas magníficas profesoras que daban clases particulares en sus casas, doña Pepita y doña Enriqueta, y ellas nos inculcaron el amor a la literatura, a la poesía. Además, el conocer a Rafael Alberti personalmente te hace profundizar mucho más en su obra, hemos hecho algunos conciertos homenaje muy importantes en los que he hecho cantar a Pedro Piqueras, Patxi Andión, Paco Ibáñez… La poesía te permite que los compositores ahonden en los poemas y hacer llegar esos poemas a la gente que no lee nunca poesía en sus casas”, señala Elisa Belmonte, que anuncia un III Paseo por la Poesía, aunque sin fecha, ya que “ahora estoy volcada con la música española y con mis alumnos”.

La difusión de la música española es un claro objetivo de Elisa Belmonte, que transmite a sus alumnos y alumnas de la Escuela Superior de Canto de Madrid que llegan, además de España, de diferentes puntos del mundo. Aunque señala que se trata de un estilo musical “minoritario”, reivindica que “hay que seguir trabajando en ellos y los políticos también tienen la obligación de apoyarlos”.

Elisa Belmonte considera que a nivel general, en las programaciones culturales del país “se debería apostar más por el género, por estilos como la poesía, que es necesaria apoyar para que no se pierda…Se ha perdido mucho la memorización de los poemas cuando antes era un ejercicio magnífico. Lo veo en mis alumnos, hay una deficiencia grande de saber cómo leer e interpretar el verso y creo que es un trabajo que se ha perdido bastante”.

Aun así, señala que “tengo una gran satisfacción de mis alumnos, tanto de los españoles como de los alumnos extranjeros que vienen de Erasmus y para mí lo más importante es el trabajo de la difusión de la música española. Ese es el hándicap más grande y es que no conocemos la música clásica lírica española, se desconoce, y hay un trabajo muy importante de mostrar la música española al mundo. En todas las programaciones de orquestas del mundo están todos los compositores, y españoles hay muy pocos, solo Falla, Granados, Albéniz…”.

Precisamente en torno a esa labor de difusión de la música española, Elisa Belmonte anuncia la celebración, en Madrid, de un ciclo de música española que recorrerá los siglos XIX y XX en diferentes estilos (ópera, zarzuela, canciones de salón…) y otro concierto en la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, el 16 de marzo, con alumnos de toda España.

Y es que, Elisa Belmonte asegura que “la música española cada vez tiene más futuro porque cada vez más cantantes y más intérpretes extranjeros que empiezan a cantar este estilo musical”, por lo que asegura que “es una obligación de los españoles difundir nuestra música”, haciéndolo, además, transmitiendo la emoción al público.

“El objetivo principal de la música, de la canción, de un cantante, es llegar a la emoción, que tu cabeza se vaya a momentos que has vivido, las canciones siempre nos traen recuerdos y la educación y la técnica vocal se asienta mucho mejor cuando está en la emoción”, explica.

A la amplia trayectoria profesional de Elisa Belmonte se suma su faceta reivindicativa y comprometida con multitud de causas.

Pertenece al ‘Club de las 25’, una organización feminista formada por mujeres de todos los ámbitos que luchan por la igualdad y la visibilización de las mujeres, trabajando en temas como la lucha contra la violencia de género, la brecha salarial o el acoso sexual. “Estamos haciendo un gran trabajo por difundir los derechos de la mujer, la lucha contra la violencia machista es un trabajo conjunto con los hombres que tenemos cerca. Reivindicamos los derechos de todos, con igualdad, para poder vivir en armonía”, explica.

También aprovecha para pedir a la ciudadanía albaceteña que “sea más combativa, estamos dormidos porque en esta ciudad nos encontramos muy a gusto, pero hay que reivindicar más cosas…Por ejemplo, Albacete está bien comunicada pero no nos podemos despistar porque muchos trenes están pasando de largo y hay que seguir luchando”.

Menciona el ejemplo de las comunicaciones al recordar la importancia que ha tenido su familia en su trayectoria profesional. “Han sido muy importantes, mis padres, mi marido (que es el que con mis idas y venidas ha permanecido atento), y mis dos hijos. El pequeño siempre me decía que no quería que fuera cantante porque me iba mucho, me daba muchas palizas en el tren, pero siempre volvía a casa para estar con ellos”.

Ahora, además de estar centrada en su familia (a la espera de poder cumplir el sueño de convertirse en abuela), Elisa Belmonte seguirá trabajando en garantizar la supervivencia del Museo de Cerámica Nacional. “Ha salido en guías de EE.UU. donde lo recomendaban como uno de los espacios más importantes a visitar en España y creemos que en unos años tendrá aún más relevancia”, explica.

Además de continuar con sus clases de canto en la Escuela Superior de Canto de Madrid, seguirá ofreciendo conciertos de música española deleitando los oídos de los espectadores. “Tengo un trabajo maravilloso y tengo que dar gracias por trabajar en algo que es mi pasión, que me ha dado mucho. Poder combinar la pedagogía con la música es un lujo”, valora.

Su trayectoria personal y profesional convierte a Elisa Belmonte en gran embajadora de Albacete y España en todo el mundo, algo que asume con gran orgullo y responsabilidad y que además, ejerce.

“Soy una embajadora que además ejerzo. A veces, estando en Filipinas, Sudamérica o Nueva York, ha venido alguien de Albacete a preguntarme o a decirme que canté en ‘Amanece que no es poco’, es un orgullo ser embajadora, en el Pregón de la Feria de Albacete (2001) ya lo canté y lo he demostrado en mi currículum que el nombre de Albacete va conmigo por todo el mundo, y también es un orgullo que te lo reconozcan”, señala Elisa Belmonte.

Libro: ‘Purgar al vecino. Soberbia, codicia y venganza’, de  Juan Carlos Buitrago Oliver

Libro: ‘Purgar al vecino. Soberbia, codicia y venganza’, de  Juan Carlos Buitrago Oliver

Publicado en Conversación sobre la Historia el 26 de diciembre de 2022

Gracias a un exhaustivo uso de fuentes, un enfoque micro y un sugerente relato de los sentimientos que canalizan las conductas humanas, este libro aporta una interpretación holística de la violencia política, económica y social vivida en una ciudad de la retaguardia republicana que sufrió, a continuación, la dura venganza de los vencedores. El libro ofrece la trazabilidad de una represión que intercambió víctimas y represores durante la guerra y la posguerra, huyendo tanto de trincheras historiográficas como de una impostada equidistancia, y proporciona herramientas metodológicas novedosas para completar el mapa de la violencia de una “larga” guerra civil.

Ángel Luis López Villaverde
Profesor Titular de Historia Contemporánea, UCLM

Conocí al autor en las aulas del antiguo Colegio Universitario de Ciudad Real, durante el primer año de la Licenciatura de Geografía e Historia, a comienzos del otoño de 1981. Y compartimos en los dos últimos años de carrera en Madrid piso y Facultad, la de Filosofía B de la Complutense, entre 1985 y 1986. Aunque elegimos especialidades diferentes (él la historia medieval y yo la contemporánea), pudimos intercambiar las confidencias que no habíamos tenido en los años anteriores y descubrimos que teníamos un pasado común. Su abuelo (Isidro Buitrago Rincón, presidente del sindicato de albañiles de Ciudad Real) y el mío (G. Alberto López Crespo, un maestro republicano, dirigente almagreño de Izquierda Republicana y concejal del Frente Popular) habían sido fusilados en la posguerra, tras la farsa de unos juicios sumarísimos de urgencia cuya sentencia estaba escrita antes desde su detención. No consta que se conocieran entre sí, pero nuestra historia familiar traumática nos unió de manera muy especial. Posteriormente, yo me dediqué a la investigación de los años de la República y la Guerra Civil y cumplí mi sueño de dedicarme a la docencia (para continuar la tradición de un abuelo paterno al que no conocí, cuya vida truncó la dictadura), mientras a Juan Carlos, la vida profesional le llevó a terrenos alejados de la universidad. Aunque seguimos, con reuniones anuales, para no perder una amistad que nos había unido en aquellos años universitarios.

El autor, Juan Carlos Buitrago Oliver, consigue destripar el pasado complejo de una comunidad, la representada por una capital de provincias manchega, en algo más de seiscientas páginas, entre las que incluye un detallado aparato bibliográfico. Partiendo de un amplio manejo de fuentes primarias y secundarias, y apoyándose en un vistoso y utilísimo apoyo de cuadros, gráficos y mapas, analiza minuciosamente la violencia política y la represión en una ciudad de la retaguardia republicana desde un enfoque micro y siguiendo el hilo conductor de la historia de las emociones durante los años previos a la guerra civil, los propiamente bélicos y durante la posguerra.

Como dice su director de tesis en el prólogo, Juan Carlos ha demostrado ser un “científico activo, que trabaja arduamente con las fuentes, que asimila y reflexiona para no solo contar la historia, sino para explicarla, arriesgando con valentía en la elaboración de teorías que contribuyen a rebasar lo estrictamente descriptivo”. Aceptando un reto muy complejo, ha conseguido “rebatir algunas hipótesis ya publicadas con anterioridad, modificar la visión de numerosos acontecimientos e impulsar una visión innovadora que desde lo local nos sirve para contribuir a la explicación general de la guerra en todo el territorio republicano, donde se ubicaba la capital manchega (…)” (pág. 13).

Estamos, por consiguiente, ante un trabajo de investigación solvente y bien documentado de microhistoria de la violencia. El autor relata “un pasado sucio” (parafraseando el reciente ensayo de José Álvarez Junco sobre el tema), marcado por la violencia  revolucionaria y la contrarrevolucionaria ejercida entre vecinos a lo largo de casi una década, con el municipio de Ciudad Real como escenario por el que se mueven múltiples actores, víctimas y represores (término que el autor prefiere al de victimarios).

El libro, como la tesis, se estructura en tres capítulos de diferente amplitud. Dos de ellos llevan el título de pecados capitales identificados por el cristianismo, la venganza –aunque en sí, no es un pecado capital, sí lo es una de sus formas, la ira— y la soberbia; y una enfermedad moral, la codicia, que, según Platón, era capaz de corromperlo todo en la ciudad. Un contenido riguroso, capaz de llegar a un público amplio gracias a su pulso narrativo, especialmente atractivo en la introducción de cada capítulo, porque el autor escribe con rigor, pero no con rigor mortis -una expresión que suele usar Ángel Viñas-, algo no demasiado habitual en trabajos académicos.

Buitrago muestra sus intenciones en la introducción del libro (págs. 19-30), donde confiesa aspirar a construir un relato interpretativo de lo pretérito que sea útil para el presente. Metodológicamente apuesta por ampliar el foco, desde una mirada micro, siguiendo como hilo conductor la historia de las emociones o de la experiencia. De modo que lo local se convierte en el método, y no en el objetivo. Este pasa a ser la naturaleza emocional de la realidad social, los sentimientos desde los que se canalizan las conductas, en este caso, las violentas. Tras una buena fundamentación metodológica, el autor se muestra con soltura en la definición de violencia, adentrándose en terrenos movedizos, pero necesarios, si se trata de trascender la cuantificación para responder a las preguntas básicas en este tipo de investigaciones.

El primer capítulo, “Soberbia” (págs. 31-86) comienza confrontando dos personalidades contrapuestas: el alcalde socialista José Maestro y el director del diario católico El Pueblo Manchego, Manuel Noblejas. Y demuestra que es capaz de atraer al lector con unos personajes y un lenguaje que tendría una fácil traducción como guion literario o cinematográfico, como le ocurre en los capítulos siguientes con otros protagonistas. Lo más destacable de este capítulo es el interesante resumen de la campaña electoral.

El siguiente capítulo, “Codicia” (págs. 87-174) empieza como el anterior, con la comparación de otros dos protagonistas: en este caso, el falangista Juan Antonio Solís (propietario de una empresa de transportes de personas y mercancías, que poseía un gran patrimonio) y el concejal Calixto Pintor (responsable de la UGT). Aunque entiende que la violencia de las guerras civiles precisa del análisis de las dimensiones económicas que las sustentan, en la codicia intervienen otros factores, pues hay más ambigüedad. El contenido se centra en la destitución (cesantía) de funcionarios en ambas retaguardias, las incautaciones, la extorsión (oficial, con recibos, y extraoficial, con impuesto “revolucionario” y “donativos” o saqueos), los tribunales (populares y de responsabilidades políticas franquistas) y la delincuencia. Especial interés tiene su detallado análisis de las colectividades y controles urbanos. De nuevo, la larga duración en torno a una temática concreta supera la compartimentación meramente cronológica, para una mejor comprensión.

El último capítulo, “Venganza”, es el más largo y novedoso, ilustrado con numerosos gráficos (págs. 175-429). El análisis de caso en su inicio lo ocupa aquí la familia Prado Cejuela, de víctima a verdugo. Una de sus principales aportaciones es la trazabilidad en relación a las víctimas y su detenido estudio sobre el modus operandi en las ejecuciones. Su otra gran aportación contradice la tesis de los “círculos concéntricos” mantenida por Fernando del Rey en Retaguardia roja (subtitulado Violencia y revolución en la guerra civil española, Galaxia Gutemberg, 2019) en la provincia de Ciudad Real [reseña aquí]. Buitrago no aprecia esa supuesta red comarcal o redes de la muerte en la capital, al igual que yo tampoco las detecté al enfrentarme a la microhistoria de la violencia en Almagro en El ventanuco. Tras las huellas de un maestro republicano (Almud, 2018).

Más controvertido resulta su calificación de la “justicia revolucionaria”, como “una violencia planificada”. Probablemente es una cuestión meramente semántica. Pero no es menor, y así lo llevo discutiendo con el autor desde hace años. Si recurrimos a la RAE, “planificación” implica un “plan general, metódicamente organizado y frecuentemente de gran amplitud, para obtener un objetivo determinado”, mientras que “organizar” es “establecer o reformar algo para lograr un fin, coordinando las personas y los medios adecuados”. A mi juicio, algo “metódicamente organizado” añade un adverbio que no se puede obviar, como también hay diferencias entre un “plan general” y una coordinación. Porque, si no hay un organismo centralizado provincial, si hay una organización autónoma de los comités locales ¿cómo se puede hablar propiamente de planificación? En cualquier caso, una discrepancia semántica como esta no resta un ápice de interés al libro. Al contrario, pues contribuye a alimentar un debate que está vivo.

Especialmente interesante resultan los últimos epígrafes de este capítulo. En “las víctimas y los represores. Nosotros y ellos” (págs. 271-353), el constructo “nosotros, ellos” le sirve para documentar cómo actúan los humanos desde las emociones, no para transmitir una imagen de “equiviolencia”, que el autor evita. A su juicio, buena parte de las víctimas fueron condenadas por su pretérito conjugado en singular: primero, desde una lógica preventiva, y más tarde desde “una planificación de la profilaxis para la limpieza revolucionaria”; y singular, porque afectó a unos sí y a otros no. También elude Buitrago el uso de expresiones tan gruesas como “genocidido” o “exterminio” y se cuestiona, como yo también lo hago, la pertinencia del uso del sintagma “persecución religiosa”.

Y muy recomendable resulta el siguiente epígrafe, “Ahora nosotros somos ellos y ellos nosotros. La justicia al revés” (353-429), donde analiza la quinta columna, a los delatores cuasi profesionales y evidencia la colaboración de la sociedad española en el engranaje de la maquinaria judicial. Muy pormenorizado y riguroso es su análisis de las causas incoadas por los tribunales franquistas a los vecinos de Ciudad Real. Interesante es así mismo su estudio sobre cómo la comisión de “examen de penas” no sirvió para unificar criterios y cómo la cierta relajación que fue produciéndose se debió a que la profilaxis estaba ya hecha. También merece la pena su estudio sobre el sistema penitenciario franquista, la dispersión, masificación y nomadismo penitenciario, la solidaridad y ayuda mutua de los presos, los batallones de trabajo, las enfermedades carcelarias, la censura, las dificultades para la concesión de la libertad condicional o los destierros.

El apartado de conclusiones resulta muy clarificador. En este sentido hay dos vías: la que prioriza la brevedad y la que, por el contrario, trasciende la mera síntesis del contenido planteando nuevas preguntas. En este caso, mantiene un equilibrio entre ambas.

En definitiva, se trata de un libro que, desde un paradigma interpretativo, con un uso exhaustivo de fuentes y un relato sugerente, huyendo de trincheras historiográficas, pero también de una impostada equidistancia, aporta un enfoque holístico de la violencia, a través de los sentimientos que canalizan las conductas humanas, en un entorno micro y un marco cronológico que trasciende lo coyuntural. Sus aportaciones no tienen por qué ser extrapolables, pero ofrece herramientas metodológicas novedosas para completar el mapa de la violencia política, económica y social, su trazabilidad y complejidad, durante esa “larga guerra civil”, prolongada mientras estuvo vigente el estado de guerra.

Reseña del libro de BUITRAGO OLIVER, Juan Carlos (2022), Purgar al vecino: soberbia, codicia y venganza. La represión en una capital de provincia durante la Guerra Civil y la posguerra. Ciudad Real, 1936-1944. Toledo, Almud.

Fuente: Conversación sobre la historia

 

 

La Casa Metternich. En Vega Zacatena

La “Casa Metternich”, más conocida como “Casa del Príncipe” se sitúa en un espacio singular de la Dehesa de Zacatena, ubicada en Daimiel

Por Diego Peris

Publicado en el diario Lanza el 18 de diciembre de 2022

La arquitectura contemporánea tiene, en muchas ocasiones, escasa protección legal. Sus edificios son alterados por sus propietarios sin valorar aquello que tienen, cuando no son eliminados. Y una de las causas importantes es la falta de valoración social que reciben con un escaso conocimiento de lo que significan, lo que han aportado y sus valores para la sociedad. Por eso la Fundación Docomomo Ibérico trata de destacar aquellos edificios del movimiento moderno que por diferentes razones merecen una atención especial. Hasta el momento 2.422 edificios están incluidos en los registros sobre la arquitectura de España y Portugal. Y recientemente publicaba un nuevo reportaje fotográfico de una casa, una vivienda localizada en el término municipal de Daimiel: la Casa del Príncipe incluida en el registro del Docomomo.

La Casa Metternich

La “Casa Metternich”, más conocida como “Casa del Príncipe” se denomina así por el nombre de su propietario, Pablo Alfonso de Metternich y Silva, X Conde de Castillejo, VI Príncipe de Metternich-Winneburg (Viena,1917-Schweiz, 1992), perteneciente a una familia diplomática y aristocrática de origen alemán, pero con ascendencia española. En los años 70, el Príncipe de Metternich quiso construir esta singular residencia para la familia Metternich – Silva y sus amistades. Un proyecto de casa para vacaciones.
El proyecto que promueve el Príncipe de Metternich se inspiraba en las casas mediterráneas, aunque influido por las nuevas corrientes arquitectónicas más vanguardistas de la época. Una vivienda próxima al estilo internacional que suponía una renovación total en tierras manchegas. La dirección de obra fue realizada por el estudio de arquitectura Harnden & Bombelli, con sede en Barcelona y se sitúa en un espacio singular de la Dehesa de Zacatena, ubicada en Daimiel. El edificio tiene una estética de líneas puras con clara influencia en su construcción de las casas veraniega de las costas de Cadaqués y con sus formas rectas e imponente tamaño se inserta en el paisaje próximo. La sencillez de su propuesta y la austeridad de sus formas constituyen uno de los valores esenciales del proyecto.

El acondicionamiento interior

El inglés Peter Harnden y el italiano Lanfranco Bombelli diseñaron en los años 70 el interior de esta vivienda con un acabado sencillo, siguiendo las corrientes de un diseño minimalista, con techos altos y geométricos en un interior en el que la luz llegaba desde grandes ventanales que comunican visualmente con su exterior en las zonas de ocio y baño y un diseño sobrio en su decoración, con tonos cálidos, creando contrastes en sus texturas y materiales.
Los colores predominantes en todo el proyecto son blancos, terracota y crudos en contraste con diferentes elementos decorativos en negro y algunos elementos puntuales en azul real. Hay elementos realizados por artesanos locales, con fibras vegetales, como sillas de enea y serijos manchegos tradicionales, seña de identidad de un interiorismo, carente de artificios.
Cada una de las dependencias está equipada con todos los elementos que necesitan para su funcionamiento correcto y estricto que se ha respetado en la rehabilitación actual para mantener la esencia del proyecto original. Un proyecto rehabilitado ahora para alojamiento turístico que ofrece las condiciones de calidad necesarias, dentro de la sobriedad y la calidad del proyecto original con los requerimientos tecnológicos necesarios hoy en día.

Distribución

La planta principal pentagonal se encuentra dividida en varios volúmenes que se orientan en torno a la piscina, con una gran terraza con vistas de la dehesa y orillas del río Guadiana en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.
La zona noble central consta de un gran salón social con un amplia chimenea de acero de color negro. Frente a ella un panel que divide el espacio abierto del comedor para los invitados, uniendo diferentes ámbitos con un amplio ventanal corrido que permite una comunicación visual con el exterior. Unido a esta zona social y cerrando el espacio exterior de la terraza y piscina se encuentran dos alas de dormitorios. En su parte norte se encuentran dos con baño en suite, destinados para los propietarios en el momento de su construcción.
En la parte opuesta de esta terraza se localiza otra zona con tres dormitorios dobles para los invitados y huéspedes de la casa, todos ellos con vistas, a través de grandes ventanales, a la terraza y piscina exterior. Esta forma de abrirse la casa al exterior contrasta con las pequeñas ventanas cuadradas de la parte posterior. En la otra zona del edificio están las dependencias de cocina y office que conectan con un apartamento capacidad para cuatro personas, baño separado, y que se utilizaba antiguamente para el servicio de cocina y mantenimiento de la casa. Esta zona puede utilizarse actualmente por los clientes de la casa rural. Un espacio que, en su decoración y ambientación interior respeta los criterios del conjunto de la vivienda.

Entorno y paisajismo

El proyecto original quería integrar la vivienda en la dehesa con encinas centenarias. Situando la vivienda en el punto más elevado de la zona se aprovechan las mejores vistas y panorámicas. La construcción y su entorno próximo quieren ser la transición entre la vivienda y el paisaje de pastizales y dehesa que la rodeaba. Un entorno valorado en las dehesas de las zonas próximas que, en el espacio próximo a la vivienda quedó reducido a unas jardineras en la zona de acceso y entrada.
Se realizó una pequeña intervención de jardinería en el perímetro de la finca, con un tratamiento visual del paisaje. Se estudiaron las zonas desde las que, la visual del conjunto, en las ventanas de dormitorios demandaba este acondicionamiento. Se realizaron unos pequeños bancales con especies resistentes y de poco mantenimiento como adelfas, yucas y ágaves americanas de las que quedan algunos ejemplares originales.
La finca originalmente no contaba con ningún cerramiento ni seto, intentando no romper esa conexión entre la vivienda y el entorno de olivos y encinares que la envuelve. Las condiciones actuales y exigencias de seguridad y control han llevado a construir un cerramiento y un seto que, en parte, ha modificado esta integración de la vivienda en el paisaje pero que aseguran la privacidad y seguridad de la finca.

En la actualidad

Después de una remodelación y actualización de instalaciones, la “Casa del Príncipe” se ofrece como alojamiento turístico singular, una exclusiva villa con la catalogación de casa rural de cuatro estrellas con capacidad para 19 personas. La web del actual alojamiento ofrece una información muy interesante de la arquitectura de la casa y de las personas que han intervenido en su creación, en la construcción y acondicionamiento interior de la misma, muestra del aprecio que se tiene por su historia. Las imágenes de la vivienda inicial con el estado actual son buena muestra de la calidad de la construcción, el mantenimiento de la misma y del aprecio de sus propietarios.

Los tres exilios de Alberto Sánchez

Por Jesús Fuentes Lázaro

Publicado en La Tribuna de Toledo el 13 de diciembre de 2022

Imagen: Homenaje al artista toledano Alberto Sánchez / Fotografía: Ayuntamiento de Toledo

No ha tenido suerte hasta ahora el escultor más importante de Toledo, Alberto Sánchez. Su vida estuvo marcada por los exilios. Tres físicos, que sepamos, y varios otros mentales, que ignoramos. El primer exilio interior se produjo en su juventud. El segundo exterior, cuando se vió obligado a abandonar España para vivir en un país tan diferente al suyo como Rusia. El tercero, ya él no lo vivió. En un día sin fecha, de un mes cualquiera, de un año indiferente, la parte de su obra cedida a la ciudad se almacenaba en la que fuera biblioteca antigua en compañía del polvo y los fantasmas. Amontonadas y abandonadas estuvieron durante años hasta que el empecinamiento de Juan Sánchez consiguió un trato menos duro para las obras allí soltadas. El Museo de Arte Contemporáneo de Toledo se cerraba sin explicación ni motivos aparentes. Sus esculturas y dibujos, tan innovadores, eran condenados a purgar su modernidad en un lugar improvisado junto con las obras que otros creadores de la España cercana habían proporcionado para el mencionado museo como acompañamiento a la trayectoria artística de Alberto Sánchez.
El primer exilio fue el resultado del hambre y la miseria de una época, en una ciudad de provincias, en los años iniciales del siglo XX. Sus padres emigraban a Madrid en busca de un trabajo más digno. Alberto resistió en Toledo, su territorio espiritual e inspirador, hasta que se convenció de que en la ciudad en la que había nacido y crecido carecía de presente y de futuro. Una suerte, porque así pudo aprender a leer y escribir, gracias a los esfuerzos de un mancebo de farmacia. Accedía tarde a las letras y tal vez eso lastró la teorización verbal de su obra. Construía o pintaba en función de los impulsos de la materia con quien mantenía una relación de simbiosis orgánica. En este exilio Alberto Sánchez descubriría el potencial creativo que traía de origen Alberto Sánchez.
El segundo exilio resultó más traumático. Una guerra civil, cuando empezaba a organizar su vida familiar y profesional, lo empujó hasta Rusia. Si cualquier exilio es un desgarro, este supuso para Alberto su gran desgarro. Agradeció intensamente a este país su acogida, a pesar de momentos de incertidumbres y desencantos, pero con la misma intensidad se aferró, para sobrevivir, a la nostalgia de los territorios de Toledo, Vallecas o la Sagra. Buscó en Rusia los paisajes que más se asemejaban a las llanuras de tierras rojas y soles inmisericordes de su vida. Su gran añoranza fue Toledo, donde quería volver para retomar los sueños forjados en su infancia de hambre y primera juventud, mientras repartía pan por barrios semiderruidos y cigarrales remotos. No fue posible. La muerte lo atrapó antes. Su familia se comportó generosa con la ciudad de sus ensueños, donando una importante obra, a pesar de los requiebros financieros de Madrid.
El último exilio, el de su obra en Toledo, resultó el más mezquino por el desprecio y la ignorancia de su significado en la pintura española. Al cerrar el Museo de Arte Contemporáneo, instalado en la llamada Casa de las Cadenas, esculturas y dibujos fueron enterrados en el edificio abandonado de la primera biblioteca, situada en el paseo del Miradero. Si los sueños perviven seguro que muchos de los originados con las lecturas de libros en individuos anónimos debieron dialogar con las obras abandonadas de Alberto Sánchez y aliviar a la espera de tiempos mejores.
Ahora parece que los exilios de Alberto Sánchez se acercan a un final cercano. La Consejería de Educación y Cultura, a través de la Fundación CORPO, de Castilla-la Mancha, prepara un nuevo espacio en el edificio de Santa Fe donde poder contemplar las obras singulares de Alberto Sánchez.

Entrega de diplomas en el primer Pleno celebrado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Castilla la Mancha

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Se puede consultar el plazo de conservación de los datos personales en el registro de actividades de tratamiento.

 

Comunicación de los datos personales

Como regla general, los datos personales no se comunicarán a terceros sin el previo consentimiento de los interesados, salvo que exista una obligación legal y en los supuestos regulados en el artículo 13 del Código de conducta de protección de datos personales en la Universidad de CastillaLa Mancha.

Se puede consultar las comunicaciones de datos personales que realiza la UCLM en el registro de actividades de tratamiento.

 

Procedencia de los datos

Salvo excepciones, los datos personales son facilitados por los propios interesados o sus representantes.

Se puede consultar la procedencia de datos personales que trata la UCLM en el registro de actividades de tratamiento.

 

Derechos de los interesados

Los interesados pueden ejercer sus derechos de acceso, rectificación, supresión y limitación al tratamiento, y a la portabilidad de sus datos personales, a la oposición a su tratamiento y, en su caso, a no ser objeto de decisiones basadas únicamente en el tratamiento automatizado de sus datos, dirigiendo un escrito al Delegado de Protección de Datos de la UCLM, a la dirección de contacto arriba indicada, acompañando una copia del DNI o documento equivalente que acredite su identidad.

Asimismo, los intersados tienen derecho a presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos, a través de su dirección postal en la calle Jorge Juan nº 6, 28001-Madrid, o a través del siguiente enlace a su sede electrónica.

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